Hoy te vengo a hablar de un concepto que podríamos incluir dentro de la lista de modelos mentales que estoy creando. Ya sabes, me refiero a la serie de estrategias que está bien tener a mano para saber analizar ciertas situaciones.
El concepto que te traigo hoy no es precisamente nuevo, aunque sí que es cierto que en los últimos años ha generado cierta fama.
James Carse fue el creador de estos términos, allá por los años 80 con su libro “Infinite and finite games”, aunque Simon Sanek, recientemente, también ha sacado un libro sobre el tema que ha sido bastante comentado.
Es un concepto que merece la pena conocer, ya que se puede aplicar a todo tipo de ámbitos de nuestra vida.
La teoría vendría a decir que hay dos tipos de juegos en la vida: finitos e infinitos.
En los juegos finitos hay ganadores y perdedores. También hay una serie de reglas conocidas por todos los participantes, hay todo tipo de límites y restricciones, una especie de marcador para llevar la cuenta de quién va ganando, están limitados por el tiempo, y cuando este se acaba, se declara un ganador.
Con esta descripción que te acabo de dar pensarás que te estoy hablando de cualquier deporte. Y efectivamente, encajaría en dicha descripción. Si hablamos del fútbol, por ejemplo, las cumple todas: Los partidos duran 90 minutos, hay unas reglas claras, un marcador y al final habrá algún equipo que terminará ganando lo que sea que se estén jugando.
Pero la cuestión es que esto también es aplicable al mundo de los negocios, ya que hay muchas empresas y emprendedores que juegan con sus proyectos a juegos finitos.
Se fijan y comparan constantemente con la competencia e intentan ganarles, todo se reduce a las cifras, al corto plazo… vamos, están compitiendo a cara de perro.
Y quizá te preguntes ahora qué tiene de malo competir, ya que, al fin y al cabo, es algo que se ha hecho siempre.
Pues a ver, no creo que sea algo malo per se, sino que quizá nos interese más jugar a un juego infinito por todo lo que ello implica.
En los juegos infinitos no hay ganadores ni perdedores. Las reglas son bastante abiertas y cambian bastante en función de muchas variables. No hay límites y tampoco tratamos de quedar por encima de nadie. El objetivo de los juegos infinitos es seguir jugando, así de simple.
Te voy a poner algunos ejemplos reales en los podrás ver cómo las empresas juegan a juegos finitos e infinitos y las diferencias que hay en cada situación.
Para empezar, un ejemplo que pone el propio Simon Sanek siempre que explica este modelo. Simon dice (perdón por el chiste, tenía que hacerlo) que asistió a unas conferencias sobre educación tanto para Microsoft como para Apple, y es curioso ver el enfoque que cada empresa tuvo en cada momento.
En la conferencia de Microsoft la mayoría de presentaciones se centraron en cómo ganar a Apple, mientras que en la conferencia de Apple todas las presentaciones estaban enfocadas en cómo ayudar de una mejor forma tanto a los profesores como a los estudiantes.
Y yo no soy precisamente consumidor de los productos de Apple pero tengo que reconocer que están jugando a un juego infinito y probablemente tenga mucho que ver con su éxito.
Otro caso similar podría darse en el mundo de las consolas. Por un lado tenemos la eterna batalla entre Xbox y Playstation, con menosprecios, comparaciones y todo tipo de estrategias para pelear por ver quién será el ganador de cada generación, y luego tenemos a Nintendo, que va a lo suyo.
Nintendo no tiene ni de lejos los productos más avanzados, ni consigue contratos para sacar muchos de los juegos multiplataforma disponibles entre las que teóricamente serían sus rivales, ni se adaptan a las fechas en las que cada generación cambia. Pero ahí están, con una estrategia basada en la mejora continua para entretener con nuevos formatos a los jugadores, y son los que más venden.
Como ves, esta estrategia también la podemos plantear en nuestros proyectos: ¿Estás continuamente comparándote con los demás? ¿Basas tus decisiones en lo que hacen otras empresas? ¿Eres demasiado cortoplacista? ¿Quieres ganar a la competencia y ser el número uno? Son algunas preguntas que merece la pena hacernos en nuestro caso para intentar dar el salto a ese juego infinito, si es que aún no estamos en él.
Quizá el mayor problema de los juegos finitos es la cantidad de recursos que consumen, haciéndolos inviables en el largo plazo. Lo que suele ocurrir es que muchos jugadores de juegos finitos acaben retirándose de la partida precisamente por este asunto, incluso aunque sean mejores que la competencia o tengan más recursos.
Un ejemplo que viene como anillo al dedo es otro de los que Simon suele explicar, que no es otro que el de la guerra de Vietnam.
Estados Unidos tenía muchos más medios, evidentemente, pero terminó perdiendo la guerra, aún ganando la mayoría de batallas. Bueno, más que perder la guerra la acabó dejando de lado, ya que ellos y los vietnamitas jugaban a juegos distintos. EEUU jugaba a ganar, mientras que los vietnamitas estaban en el juego infinito de sobrevivir a toda costa.
Simon tiene algunos trucos que quiero compartir contigo para aplicar en tu proyecto de juego infinito, así que vamos con ellos:
- Ten una causa justa: Aquí toca parar a pensar por qué existimos como empresa y qué nos motiva para seguir adelante en un juego infinito, pase lo que pase. Si no tienes una causa por la que luchar, seguramente, tarde o temprano, cuando lleguen los malos tiempos (que llegarán) querrás abandonar. Además, si sabemos comunicar y mostrar nuestra causa es probable que mucha gente quiera unirse a nuestro proyecto, incluso sacrificando otro tipo de oportunidades. Al final también se trata de ser genuino con respecto a nuestros valores y mostrar nuestro compromiso con nosotros mismos.
- Muestra admiración por los rivales: Aunque he comentado antes que realmente en los juegos infinitos la cosa no va de competir, no por ello debemos desconocer lo que hacen otras empresas en nuestro sector. Eso sí, desde un punto de vista de la admiración y de ayuda para simplemente mejorar. El juego infinito trata de convertirnos en nuestra mejor versión día a día, no de ser “más” que otros. Bravo por todo aquel que en nuestro campo haga las cosas bien, innove y cree nuevas cosas. Nosotros debemos seguir adelante.
- Mantén abierto tu libro de jugadas: Este punto trata sobre cómo mantener todas las opciones abiertas en vez de ser demasiado estrictos con nuestros planes, sobre todo cuando las cosas indiquen que hay que virar. También anima a que nuestra estrategia esté a disposición de todas las partes que forman la empresa para que haya transparencia total. Y el tema de la transparencia hasta hace poco era un tema absolutamente tabú, pero que afortunadamente cada vez más empresas logran superar. Ahora muchas comparten abiertamente todos sus ingresos al detalle e incluso muestran paso a paso sus estrategias y su roadmap de cara al futuro.