Modelo mental: El principio de inversión

Hace tiempo ya te hablé de los modelos mentales y acerca de cómo nos pueden servir para resolver problemas en nuestro día a día, ya sea en nuestros proyectos o en cualquier otro aspecto de nuestras vidas.

Por si no lo recuerdas, los modelos mentales son herramientas de las que podemos disponer en cualquier momento para ayudarnos a simplificar diferentes situaciones que nos iremos encontrando a lo largo de nuestra vida.

Al final son representaciones simples de cómo funcionan ciertas cosas que nos van a servir para tomar mejores decisiones.

Creo que son una herramienta fundamental y que merece la pena construir nuestro propio repositorio de modelos mentales, por lo que voy a intentar traer más a menudo este tipo de episodios para regalarte herramientas que faciliten tus tomas de decisiones.

Y precisamente el modelo mental que hoy quiero compartir contigo considero que es extremadamente útil, ya que nos proporciona una herramienta muy poderosa para observar las situaciones desde otro punto de vista con el que normalmente no contamos. Se trata del principio de inversión.

El principio de inversión y el estoicismo

A pesar de tener este nombre, este modelo mental poco tiene nada que ver con las inversiones que probablemente te estés imaginando, que probablemente serán las relacionadas con dedicar cierta cantidad de tiempo, dinero o esfuerzo a cualquier asunto.

La cosa no va por ahí, sino que se refiere a darle la vuelta, en este caso, a nuestra forma de pensar y afrontar cualquier asunto.

Los estoicos ya ponían en práctica un planteamiento similar al plantear ciertos aspectos de su vida con el llamado praemeditatio malorum, o lo que es lo mismo, la anticipación de las desgracias que podrían ocurrirnos.

Aunque quizá llamarlas desgracias no sería del todo correcto si somos puristas en esto del estoicismo, puesto que según esta filosofía, las cosas no son buenas o malas, sino simplemente son como son.

La cuestión es que este ejercicio estoico obligaba a quien lo realizaba a anticiparse a situaciones llamemoslas “poco o nada deseadas” para saber afrontarlas y no caer en una vorágine de derrotismo.

Aplicando el principio de inversión como modelo mental

Volviendo a nuestros días, un famoso matemático alemán del que probablemente nunca hayas oído hablar (Carl Gustav Jacob Jacobi, “Tito Jacobi” para los amigos) afirmaba resolver sus problemas siguiendo la estrategia de invertir la forma de afrontarlos (“invertir, invertir siempre”, solía decir).

Y es que el modelo mental de la inversión trata de dar respuesta invirtiendo el camino lógico.

Al igual que los estoicos o que nuestro amigo Jacobi, podemos ponernos a imaginar situaciones donde ha ocurrido aquello que no queríamos que ocurriese para así plantear posibles soluciones.

Un pensamiento contranatura

El problema del principio de inversión es que si te lo cuentan de buenas a primeras, suena tan absurdo que parece que te están gastando una broma.

Lo normal es que abordemos cualquier proyecto pensando en los pasos que debemos tomar para que llegue a buen puerto. Nadie quiere ser el “cenizo” de turno que piensa que todo se va a ir a pique, pero la cuestión es que incluso podemos aprovecharnos de ese negativismo precisamente para evitar que ocurra.

La mayoría tratamos de mirar hacia atrás cuando las cosas no han funcionado como deberían y claro, las inversión que hemos hecho está ahí, y duele volver a la casilla de salida.

La autopsia pre-mortem

Una aplicación de este modelo pero con otro nombre es la denominada autopsia pre-mortem que algunas empresas utilizan antes de tomar una decisión importante.

Básicamente consiste en que, cuando ya tienen en mente la decisión y la forma de actuar en un determinado ámbito, se imaginan que en el plazo de un año han implementado dicha estrategia con un resultado de desastre total. A partir de este punto a los implicados les toca hacer un brainstorming donde dan rienda suelta para deducir las posibles causas del fracaso y así poderse anticipar a dichas situaciones antes de llevar nada a cabo.

Como ves, lo lógico es que la mayoría de empresas plantee sus proyectos poniendo sobre la mesa los pasos que deben dar para alcanzar sus objetivos. Aquí hemos invertido la pregunta y lo que se ha planteado son los pasos que han llevado al proyecto al fracaso más absoluto para así intentar evitarlos antes de que ocurran.

Resolviendo problemas invirtiendo la situación

Siguiendo las palabras de Charlie Munger, quizá el considerado como propulsor de los modelos mentales, todo tipo de problemas pueden ser resueltos siguiendo el modelo de la inversión:

“Muchos problemas difíciles se resuelven mejor cuando se abordan al revés. “La forma en que funcionan los sistemas complejos y la forma en que funcionan las construcciones mentales es que los problemas con frecuencia se vuelven más fáciles, incluso diría que generalmente son más fáciles de resolver, si se les da la vuelta. En otras palabras, si quiere ayudar a la India, la pregunta que debe hacerse no es «¿Cómo puedo ayudar a la India», sino «¿Qué está causando el peor daño en la India?» ¿Qué hará automáticamente el peor daño y cómo lo evito? «

Invertir el problema no siempre lo resolverá, pero seguramente reduzca el daño que pudiera causar y al final, seguramente sea más fácil evitar los posibles errores que buscar la perfección. 

Veamos cuál podría ser el planteamiento para tener claro cómo aplicar el modelo de inversión en cualquier aspecto que queramos analizar:

  • Definir el problema: Aquí plantearíamos el problema concreto que estamos tratando de resolver. Por ejemplo, quizá queramos aumentar las ventas de nuestro ecommerce o simplemente necesitemos más tiempo para sacar nuestro proyecto adelante. Dos casos en los que es posible que te sientas de alguna forma identificado.
  • Invertir el problema: Ahora toca dar la vuelta al planteamiento para abordarlo y preguntarnos: ¿Qué tendríamos que hacer para garantizar nuestro fracaso con respecto a nuestros objetivos? En el caso de los ejemplos anteriores, para el caso del ecommerce, la pregunta sería “¿Qué tendríamos que hacer para no vender nada en nuestra tienda?” Y aquí ya tocaría dar rienda suelta a nuestra imaginación: No poner descripciones de nuestros productos, no informar de los métodos de envío, no decir quien está detrás del proyecto, no crear contenido, obligar al usuario a rellenar muchos campos… la lista podría ser infinita, pero como puedes ver, tremendamente útil. 

En el ejemplo de sacar más tiempo para nuestro proyecto, la pregunta invertida sería: ¿Qué tendría que asegurarme de hacer para no tener tiempo para sacar adelante mi proyecto online? Perder el tiempo en las redes sociales, ver maratones de series sin parar, formarme eternamente pero nunca dar el paso de lanzar nada, etc.

  • Plantear soluciones: Por último, nos tocaría plantear soluciones para cada premisa planteada en el punto anterior. Volviendo a los ejemplos de nuevo, en el caso del problema de las descripciones, estableceríamos, por ejemplo, unos mínimos y un formato a cumplir con cada descripción para hacerla atractiva. Para informar de nuestra política de envíos, quizá sería interesante que apareciese claramente en la home, tanto con los precios como con las distintas opciones, y así con cada uno de los elementos.

En el caso de ganarle tiempo a los días, quizá las soluciones sean eliminar nuestras aplicaciones de redes sociales, dar de baja mis suscripciones a las plataformas de entretenimiento, no comprar nueva formación que no vaya a poner en práctica de forma obligatoria, etc.

Como ves, este modelo mental no está reinventando la rueda ni diciendo nada nuevo, simplemente nos obliga a ver las cosas desde otro punto de vista.

En resumen, para aplicar el modelo de la inversión dale la vuelta al planteamiento tradicional de resolución de problemas (que partiría desde el objetivo hasta la situación deseada) poniendo sobre la mesa una hipotética situación en la que todo ha salido mal (hemos fracasado por los motivos X, Y…). A partir de ahí, busca soluciones para cada problema encontrado con los que estar preparado para cualquier batalla.

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