Emprender y fallar van a ir de la mano, eso está claro. Y aunque igualmente siempre digo que la mejor forma de aprender algo es sintiendo en nuestras propias carnes los errores, no viene mal echar un ojo a lo que dicen otros emprendedores con más experiencia para al menos ir sobre aviso.
Hoy comparto contigo las reflexiones de Paul, un emprendedor de largo recorrido al que le gusta publicar sus experiencias en su web think-boundless.com.
En concreto, Paul nos va a comentar cuales son las que él considera como las 10 principales trampas que se encuentran los emprendedores a la hora de dar el salto y montárselo por su cuenta.
Como siempre te digo, toma estos consejos con pinzas y aprovechalos como mejor consideres, aunque siempre teniendo en cuenta que es la experiencia de otra persona y no tiene por qué encajar con tu punto de vista. Vamos con ellos.
Cuidado con la dopamina de la fama de internet: Aquí Paul nos pone sobre la mesa una situación que se podría dar en caso de que creemos contenido de forma continua y constante. Puede que un día algo de lo que sea que publiquemos se vuelva viral, ya sea porque lo comparte alguien famoso o simplemente porque ha llamado la atención de mucha gente. La cuestión es que vernos con esta repentina fama seguramente nos dé un buen chute de dopamina, y es posible que queramos un poco más de esa droga que fabrica nuestro propio cuerpo.
Paul lo enfoca con algo que puede ocurrir en este tipo de situaciones, y es que muchos creadores que alcanzan cierta fama por algo muy concreto viran su contenido hacia la temática de éxito, aunque realmente no les interese, solo para intentar seguir la ola de la repercusión.
Yo aquí estoy un poco en desacuerdo con Paul, ya que, si conseguimos que una parte de nuestro contenido tenga mucho impacto, que mejor prueba ante el mercado de que hay interés. Si has publicado ese contenido, se presupone que es sobre un tema que te interesa. Evidentemente, si en el caso de que te hicieses viral por tocar un tema que ni siquiera te gusta, aquí ya es cuestión de las prioridades de cada uno sobre el tipo de negocio que quiere desempeñar.
Copiar a rajatabla lo que digan los gurús: Un problema muy común y del que cuesta salir, porque es un caso a veces difícil de detectar. Hay mucha gente que sigue todo lo que dicen los expertos al dedillo, sin tener en cuenta que las circunstancias de dicho experto no son las tuyas.
Evidentemente, hay muchas cosas interesantes de las que tomar nota, pero el problema viene cuando somos demasiado cuadriculados y no nos salimos de los esquemas que nos dicten. Además, mucha gente comete el error de beber de una única fuente, algo que complica mucho más todo, ya que su mundo aún será más cerrado.
Antes o después debe llegar la hora de tomar acción haciendo las cosas a nuestra manera, aunque eso supongo meter la pata. Es la única forma de salir de este bucle.
La trampa de la productividad: Empiezas un proyecto, empiezas a crear como loco… y llega un momento en el que quedas atrapado y no puedes parar. Muchas veces nos asusta parar y pensar qué estamos haciendo, porqué lo hacemos y dónde queremos llegar a parar con todo eso. Y aunque resulte paradójico, suele resultarnos más cómodo seguir trabajando a destajo que parar a pensar. Al final toca reflexionar sobre los motivos por los que hemos escogido el camino de emprender y ver si estamos a gusto haciendo las cosas como las estamos haciendo. Es un tema vital para cada cierto tiempo y reflexionar, un tema con el que personalmente estoy fallando bastante y tomo nota del consejo.
Demostrar lo que vales: Si eres emprendedor en el mundo digital en España, la gente pensará de ti o bien que eres tonto o bien que estás muy perdido en la vida. También es bastante posible que para tus padres suponga un drama. A quién se le ocurre emprender pudiendo opositar, ¿verdad? Nótese la ironía.
El caso es que hay que lidiar con la tentación de tener que estar demostrando algo con lo que haces. Es posible que la gente no te tome en serio, que ni siquiera sepan a qué te dedicas y que te pinchen de cuando en cuando para que vuelvas al redil. Recuerda, aplica un poco de estoicismo y deja de lado lo que piensen los demás; no depende de ti.
Perseguir a toda la audiencia: Como emprendedor, es normal que sufras de FOMO, es decir, el miedo a perderte algo. Y en este caso ese miedo te impulsa a estar presente en todas las redes sociales que vayan apareciendo intentando conseguir seguidores a toda costa. ¿De verdad quieres estar ahí? ¿La audiencia que te interesa está ahí? Toca hacernos una serie de preguntas para evitar vivir en tensión constante pensando que podríamos estar ganando más y más seguidores, como si el número fuera importante.
Perseguir status para aliviar tus inseguridades: Este tema es delicado y últimamente estoy viendo que en ciertos ámbitos del emprendimiento se está pecando en este sentido. Mucha gente emprende por mero status, es decir, aparentar ser un triunfador. Seguir este camino, en mi opinión, es lo peor que puedes hacer, ya que es un camino infinito en el que nunca estarás satisfecho. Aquí cada cual tendrá su definición de éxito, y aunque el dinero y el lujo seguro que te suenan tentadores… ¿de verdad quieres emprender para conseguir solo eso? Aquí no hay una respuesta correcta… yo tengo la mía. Ahora te toca a ti pensar sobre la tuya.
No ampliar tu entorno: Cuando damos el salto y comenzamos nuestro proyecto, siempre es bueno ampliar nuestro entorno con personas que estén dentro de nuestro mundillo. Con esto no quiero decir que dejes atrás a todos tus contactos, sino que simplemente amplíes tu circulo con gente que está en tu camino o donde tu quisieras estar. Afortunadamente, puedes encontrar online muchas opciones, ya sea mediante comunidades, masterminds o con accountability partners.
No tomarse un respiro: Si estás acostumbrado a trabajar por cuenta ajena, es normal que te cueste aprender a tomar ciertas decisiones, como es el caso de parar. En tu trabajo sabías perfectamente cuando tenías vacaciones, pero trabajando por tu cuenta, ¿se debe parar alguna vez? Existe la broma entre los autónomos españoles que dice que si eres autoempleado nunca te pondrás enfermo, ya que no puedes permitírtelo. Lo de cogerse vacaciones también incluso está hasta mal visto, pero si no puedes permitirte parar, quizá deberías replantearte tu proyecto. Además de parar por el hecho de disfrutar de tiempo libre, es necesario para evitar quemarse. Además, muchas de las mejores ideas vienen en esos tiempos de distracción, así que lo recomendable es que te tomes algún que otro break cada año para renovarte.
Los ingresos como única métrica de éxito: Paul vuelve a la carga con el tema del dinero y pone su propio ejemplo por bandera. Él se puso una cifra que le permitiese vivir una vida sencilla y tranquila y le permitió decir que no a muchos proyectos, así como probar otro tipo de cosas que, aunque no tuvieran gran potencial económico, era lo que realmente le apetecía.
Toca ver más allá del dinero en el viaje del emprendimiento y reflexionar sobre otro tipo de ventajas a la que podemos optar viviendo emprendiendo.
La trampa de la identidad: Para terminar el listado, Paul nos habla de la trampa de la identidad. Cuando trabajamos en los que se entendería como un “puesto habitual” sabemos lo que hacemos y tiene un nombre muy específico, pero a la hora de emprender online a veces tocamos tantos palos que es difícil clasificarnos.
Hay gente a la que le angustia el hecho de no poder encasillarse en algo concreto, pero yo lo veo como una ventaja. Como emprendedores debemos saber adaptarnos a lo que venga, así que no dejes que te preocupe no saber encajarte dentro de algún tipo de definición. El futuro que viene valorará más este tipo de perfil tan adaptable, y seguramente los que peor lo pasarán serán aquellos que más encasillados estén.