El otro día leía en una newsletter de Isra Bravo un asunto que me hizo reflexionar, ya que es un tipo de conducta que se observa mucho en cualquier emprendedor que comienza a dar sus primeros pasos.
En muchos casos, cuando alguien decide crear un proyecto y emprender desde cero, lo hace con una cantidad muy ajustada de dinero.
Con esta situación, este emprendedor va a pensar que, al igual que él, el resto de la gente también tiene ciertos problemas de dinero, y pensando así, termina por pasar lo que no debería: Ese emprendedor acaba tirando sus precios por los suelos porque cree que es la única forma en la que alguien podrá comprar lo que sea que venda, y acabará atrapado en lo que siempre te digo que no debemos caer: el competir en ser los más baratos.
Es curioso como tendemos a que nuestros pensamientos y formas de ver las cosas acaban reflejándose en nuestras vidas. Si decidimos que queremos comprarnos un modelo de coche en concreto no pararemos de verlo por las calles, si vamos a tener un hijo nos encontraremos decenas de cochecitos de bebés cada vez que salgamos a la calle.
Seguramente, el tema de la mentalidad sea uno de los más infravalorados en cualquier aspecto de nuestras vidas, y dándole un giro podríamos conseguir mucho más de lo que nos imaginamos.
Hoy comparto contigo algunos puntos de vista de la mentalidad de pobreza que veo que hay en muchos emprendedores para ver con que otro tipo de pensamiento podrías sustituirlo, si es que te sientes reflejado en alguno de los conceptos que voy a detallar, así que vamos con ellos:
El ahorro vs la inversión: Antes que nada, aclarar que considero que el ahorro es algo positivo. Yo recomiendo que, para dormir bien por las noches, a parte de un buen colchón, tengas ciertos fondos ahorrados para subsistir con tus gastos actuales durante al menos un año. Nunca se sabe cuándo puede venir el desastre, así que siempre viene bien estar preparados.
Ahora bien, tampoco se trata de tener apego por el dinero y verlo como algo a acumular hasta el infinito. En primer lugar, tienes que saber que el dinero ahorrado pierde valor cada año que pasa, así que ahora dale las gracias a la maravillosa inflación.
Sobre en qué invertir el dinero como emprendedores creo que voy a hacer un episodio en el futuro tratando solo este asunto, pero aquí la cuestión con la que me gustaría que te quedases es que no debes apegarte al dinero demasiado si de verdad quieres salir adelante con tus proyectos.
Tiempos pasados fueron mejores: Este es un típico pensamiento derrotista que se está haciendo más fuerte a medida que la dichosa pandemia se extiende en el tiempo. Para superar este pensamiento, en primer lugar, piensa en lo que depende de ti. Tú no puedes cambiar al gobierno, ni las leyes, ni eliminar el Covid ni la gran mayoría de cosas externas.
Si no puedes solucionarlo, entonces no es un problema. En cualquier caso, hasta en las peores situaciones la gente ha salido adelante, incluso sacando todo tipo de proyectos empresariales. Muchas de las empresas que hoy en día arrasan surgieron precisamente durante la crisis de 2008. Y no te quiero contar la de empresas de éxito que nacieron en plena postguerra.
Al final, las épocas más difíciles son las que traen las mejores oportunidades, aunque solo aprovechables para aquellos que sepan verlas.
Aunque creas que esta es la peor época para emprender, puede que sea justo lo contrario. Siempre hay oportunidades, y más aún cuantos más problemas hay por solucionar.
Tiempo vs dinero: Creo que por este dilema pasan la mayoría de emprendedores que crean sus proyectos con un presupuesto ajustado y poco dinero en sus cuentas bancarias. Sobrevaloramos al dinero porque es un elemento del que no disponemos e infravaloramos el factor tiempo ya que creemos que es infinito. Lo cierto es que la cantidad de dinero del que disponemos podrá subir o bajar con el tiempo, pero precisamente es nuestra cantidad de tiempo lo que no podremos aumentar. Piénsalo y responde: ¿Te cambiarias ahora mismo por Warren Buffett? Tendrías dinero para aburrir… pero también 90 años. Supongo que nada como verse con cierta edad o pasar por algún tipo de situación límite como para darnos cuenta de lo importante que es el factor tiempo y lo mucho que lo desperdiciamos.
De hecho, la mayoría de empresarios que avanzan con sus proyectos lo que hacen precisamente es comprar tiempo, delegando y automatizando al máximo posible, sin importar la cantidad de dinero que haya que invertir en ello.
Foco en mi o en la competencia: No son pocos los emprendedores que pasan más tiempo indagando sobre lo que su competencia hace o deja de hacer en vez de centrarse en sus proyectos. Ni te imaginas la cantidad de emprendedores que no hacen más que “rabiar” sobre temas que ni les van ni les vienen y que además están fuera de su ámbito de control.
¿Vas a ganar algo quejándote porque tu competencia ha bajado sus precios? ¿O por qué ofrecen un determinado servicio que tú no tienes? ¿O porque incluso se han “inspirado” en lo que tú ofreces para crear sus servicios? Es mejor que pongas tu foco en seguir mejorando lo que sea que hagas y te dejes de historias que ni te van ni te vienen.
Envidia: Uno de los grandes pecados que muchos emprendedores cometen es caer en el juego de la envidia. He visto casos en los la gente dedica una gran parte de su tiempo incluso a tratar de hacer daño a la competencia tirando de “juego sucio”.
Pensar que merecemos más de lo que tenemos o que otros negocios tiene mucha suerte y nosotros no, solo nos va a traer problemas.
Te diría incluso que más allá de dejar la envidia a un lado, te llevase bien y ayudases a la que consideres que es tu “competencia”. Al final debes aprender a diferenciarte y a tener la confianza de que lo que sea que ofreces es único y merece la pena, y por suerte estoy viendo cada vez mejor “buen rollo” entre emprendedores online del mismo sector que incluso colaboran, se ayudan mutuamente y llegan a recomendar a otros compañeros si así lo creen necesario. Deja la envidia a un lado y haz más networking, por el bien de tu negocio y de tu salud mental.
Negativismo por bandera: El negativismo es algo que me supera y que detesto a más no poder, aunque quizá sea porque en muchas ocasiones yo mismo he pecado con este tipo de mentalidad. Ya te decía al principio que la mentalidad en muchos casos lo es todo, y si de verdad crees que las cosas van a salir mal, acabarán saliendo mal.
La mentalidad negativa suele llevar a la inacción, y siendo emprendedor esto es mortal. Los emprendedores optimistas suelen ser hacedores puros y se meten en todo tipo de fregados. Tampoco digo que vayas “a lo loco” sin pensar las cosas, pero no me canso de ver casos de emprendedores que incluso con muy pocos medios y conocimientos, han logrado levantar todo tipo de proyectos.
Desde luego, si iniciamos un proyecto pensando que va a salir mal, saldrá mal, así que cambia el chip y apunta alto.