Esto de los objetivos SMART puede llegar a sonar como algo un tanto “viejuno”, y es que efectivamente, ya lleva muchos años pululando por ahí. Te lo enseñan en la carrera, te lo machacan en cualquier blog de negocios y marketing… y sí, está muy bien, pero me gustaría darle una vuelta a esta estrategia SMART para que, más allá de establecerla, podamos conseguir cumplir con nuestros objetivos.
Y aunque ya esté acabando el mes de enero, el mes de los objetivos por excelencia, nunca es tarde para proponerse nuevos hitos a alcanzar. Así que si tienes en mente algún objetivo que quieras cumplir, no te pierdas el episodio de hoy.
¿Qué son los objetivos SMART?
A la hora de plantear objetivos, solemos fallar en la forma en la que lo hacemos. Decir que queremos perder peso, ganar más dinero con nuestro negocio o montar un blog son simples “palabras” que no nos van a llevar a ninguna parte, puesto que no hay ningún plan establecido ni nada parecido.
Para eso se creó la estrategia de objetivos SMART, cuyas siglas, traducidas al español, vendrían a significar:
Específico: El primer punto sería el de especificar qué queremos conseguir. Vamos, el objetivo final por el que estás haciendo todo esto. Como ejemplos, podríamos poner alguno que seguramente esté entre tus áreas de atención, para hacerlo más interesante: Ponerme fuerte como una mula o crear un proyecto online para vivir de él.
Medible: El siguiente paso es establecer valores de medida para saber qué evolución llevamos en la consecución del objetivo. En nuestros ejemplos podría ser levantar X kilos en determinados ejercicios o establecer exactamente cuál es la cifra de beneficios que queremos alcanzar con nuestro proyecto.
Alcanzable: Este punto va de ser realistas y no tratar de engañarnos jugando al solitario, ya sea por exceso o por defecto. Quizá te hayas propuesto levantar 200 kg en press de banca cuando lo máximo que has levantado es el vaso de cerveza que te llevas cada tarde a tu boca, o te has propuesto facturar 200.000 € en este año y aún no sabes ni qué vas a montar. Igualmente, tampoco conviene pecar de defecto y tirar demasiado por lo bajo nuestras aspiraciones, ya que así pierde un poco la gracia el asunto.
Realista: En este punto toca analizar la situación para saber si de verdad se puede cumplir o no, sobre todo reflexionando sobre los medios que vamos a utilizar para alcanzarlos. Quizá, ahora que están cerrando los gimnasios por el tema del Covid y sin material en casa puede que te resulte complicado alcanzar tu objetivo de ponerte como un armario, o en el caso de tu proyecto online, ¿ya sabes cómo vas a crear la web? ¿Tienes conocimientos de marketing o acceso a cursos para enseñarte?
Acotado en el tiempo: Este último punto tiene mucha importancia ya que trata de poner en un contexto temporal la consecución de nuestro objetivo. ¿Para cuándo quieres cumplir tus objetivos de levantar dichos pesos en el gimnasio? ¿En qué fecha te gustaría estar facturando lo que te habías propuesto en tu negocio online?
El problema de los objetivos SMART
Como te decía, hay una cosa que no me gusta en este planteamiento de objetivos SMART, y en general, en cualquier otra estrategia de planteamiento de objetivos.
Ya te aviso que voy a tirar ahora de estoicismo, así que tómatelo como tú quieras. La cuestión es que a mí personalmente cada vez me gusta menos perseguir objetivos cuyo cumplimiento no está en mi mano.
Esto tiene sus pros y sus contras, por supuesto. Quizá el mayor contra que le veo es que invita a ser un poco menos ambicioso, ya que simplemente descartar un objetivo porque no depende enteramente de mí es un poco una estrategia de “echar balones fuera”, pero creo que se le puede dar un giro de tuerca igualmente para seguir beneficiándonos de este punto de vista de objetivos desde el estoicismo.
Volvamos a los ejemplos que he ido poniendo a la hora de explicar la técnica SMART.
El primero de ellos era ponernos más fuertes que el vinagre levantando ciertos pesos en algunos ejercicios de gimnasio. Este objetivo tiene cierto grado de dependencia de nuestra parte, aunque no es algo absoluto. Antes de nada, aclarar que aquí hay una escala de grises que debemos tener en cuenta antes de decidir si un objetivo depende o no enteramente de nosotros, ya que siempre habrá algunas partes que sí y otras que no.
En el caso de hacer de nuestro cuerpo una escultura griega, también ocurre esta situación. Habrá aspectos de tu genética que no podrás controlar. Quizá tu constitución física te impida conseguir el cuerpo que tenías en mente. Es posible que tus límites físicos te impidan llegar a cierto punto, pero no por ello vamos a dejar de plantearnos el objetivo de ponernos fuertes, sobre todo si hacemos aquello que sí está en nuestra mano.
Y en nuestra mano está crear un sistema ganador que puede que nos lleve (o no) a aquel punto que teníamos en mente. La clave está un poco en desapegarnos del resultado y empezar a amar el proceso. En tu mano está ir todos los días al gimnasio, llevar las cuentas de los pesos que levantas actualmente y establecer una estrategia de progresión de pesos. En tu mano está comer como debes. Y también está en tu mano descansar de forma adecuada. Acabamos de tocar las claves para desarrollar el físico que queremos. Si construimos un sistema en torno a ellas y lo cumplimos a rajatabla, puede que alcancemos el físico que queremos. Pero ese ya no es nuestro objetivo. Ahora es el de cumplir el sistema que acabamos de crear.
Con el caso del negocio online la diferencia es incluso mayor, ya que en esta situación hay muchos más factores que no dependen de nosotros. Para facturar 200.000 € en nuestro primer año hay demasiados factores externos que se encuentran lejos de nuestro ámbito de actuación. La peor parte de este tipo de objetivos es que si no los cumplimos nos venimos abajo por no haberlo hecho.
Es por eso que esta estrategia basada en sistemas sí que puede garantizar el éxito, porque los pasos que debemos dar dependen enteramente de nosotros. Si en tu proyecto online te propones escribir un post cada día para generar tráfico a tu web, llamar a X proveedores cada día para ver si están interesados en distribuir tu producto, crear vídeos de su funcionamiento o contactar a X influencers para saber si están interesados en colaborar contigo, todas ellas son acciones que dependen de ti.
Como ves, nos estamos desapegando del resultado de nuestro sistema, pero, al mismo tiempo, debemos crear dichos sistemas con sentido para que se encaminen a conseguir, como consecuencia, algún tipo de resultado al que teníamos en mente originalmente.
Evidentemente, tocará ir puliendo nuestros sistemas y hacerlos con sentido. Poca lógica tendría que en nuestro sistema para ponernos fuertes incluyésemos comer un kilo de galletas cada día o entrenar una vez al mes.
Y tú, ¿de quién eres? ¿Prefieres objetivos concretos, aunque no dependan de ti o sistemas que te lleven en la dirección que deseas sin que ello implique garantizar resultados?