Hoy me gustaría hablarte de un efecto curioso que puede hacer tanto que una persona o una empresa se encumbre como, todo lo contrario, es decir, hundirlas en la miseria más absoluta, que suele ser lo más habitual.
No sé cómo vas de puesto en cine y música, pero por si no la conoces, Barbara Streisand fue (digo “fue” porque ya no está en el candelero, no porque haya muerte) una actriz y cantante bastante famosa, y estoy seguro de que el nombre te suena, aunque ni siquiera hayas visto ni siquiera una pizca de su trabajo.
Además de todo esto, Barbara tiene el dudoso honor de haber bautizado a este curioso efecto con su nombre.
Todo empezó con Barbara, que indignada por unas fotos que un fotógrafo había tomado de su casa, puso todo su empeño y dedicación en intentar demandarle.
Barbara quería que el fotógrafo eliminase la foto de su casa de una web donde el autor de la fotografía iba colgando todo tipo de imágenes de la costa californiana, solamente como afición para mostrar el esplendor de la zona y protegerlo de posibles amenazas medioambientales.
Además, Barbará no se quedó ahí y demandó una cantidad millonaria por daños a dicho fotógrafo.
Lo que comenzó siendo una simple fotografía de su casa que no quería que se mostrase escaló hasta hacerse viral y consiguió precisamente lo contrario: Todo el mundo terminó viendo la dichosa fotografía.
En resumidas cuentas, el Efecto Streisand es un fenómeno social que ocurre cuando le prestamos más atención a algo por el simple hecho de que se intente ocultar o censurar.
Este efecto se ha dado en multitud de ocasiones con muchos otros famosos. Otro caso muy sonado fue el de Beyoncé y su actuación en la Superbowl. Una web publicó una serie de fotografías de la cantante actuando, pero parte del equipo de la cantante no debió quedar muy satisfecho con algunas y les incitó a que las eliminasen.
En vez de hacer eso, hicieron justo lo contrario: Crearon un algún especial con las fotos menos favorecedores dando lugar así a un montón de memes.
Y vale, que esto puede resultarte curioso, pero quiero ir más allá y llevarlo al mundo de los negocios.
¿Cuándo podría ser beneficioso para una empresa? ¿Hay algunas que lo buscan a propósito?
Esto dependerá sobre todo de si la censura viene desde dentro o desde fuera.
Veamos algunos casos para dejarlo todo bien claro.
Quizá uno de los más sonados en su día y que hizo catapultar (en el buen sentido) a la empresa implicada fue el caso de RedBull. Cuando empezó su andadura empresarial, comenzaron con el mercado austriaco. La cuestión es que en Alemania les fue imposible lanzar su producto, ya que fue prohibido por las autoridades del país, y esto les dio un halo de misterio que hizo que mucha gente se decidiese a cruzar las fronteras para cargar todas las bebidas posibles de RedBull y llevarlas al país teutón.
Otro caso muy comentado en su día, esta vez en España, fue el de la famosa portada de la revista El Jueves.
La retirada de la revista de todos los quioscos hizo que su popularidad se disparase. La portada la vio toda España e incluso este caso fue bastante comentado en el extranjero. De hecho, recuerdo que la gente que pudo hacerte con un ejemplar de la revista la subastaba en Ebay por cientos o incluso miles de euros.
Como ves, estos dos casos beneficiaron enormemente a las empresas implicadas, pero en la mayoría de situaciones el resultado suele ser el contrario, precisamente porque son ellas mismas las que tratan de esconder algo.
Tenemos, de hecho, un caso muy actual, el de WhastApp. Hace un par de semanas la aplicación de mensajería mandó una alerta un tanto arrogante en la que decía que iba a introducir ciertos cambios en la política de privacidad.
La verdad es que metieron bien la pata en la forma de comunicarlo, con muy poca transparencia, además, lo que ha provocado que sus rivales crezcan enormemente en los últimos días. Ahora parece que han reculado y van a retrasar los cambios, pero habrá que ver el daño que les ha hecho esta forma de comunicar.
Siendo emprendedor, creo que es más fácil caer en el lado negativo del Efecto Streisand que en el positivo.
Para que nos beneficie algo así normalmente deberemos jugar al juego de estar rondando la polémica con lo que sea que hagamos, ya sea de forma inintencionada o no.
Hay muchas empresas que arriesgan mucho con sus mensajes, y hoy en día con conseguir una crítica de un influencer de turno por ello puede que ello les coloque en el pedestal de la atención.
Se podría decir que es una especie de técnica de growth hacking con la que debemos jugar con cuidado, pero lo dicho, yo me preocuparía más por no caer en el lado oscuro de este efecto.
Veo casos continuamente que pueden hacer mucho daño a los pequeños negocios, incluso llegar a hundirles literalmente.
El caso más común es el asunto de las críticas en redes sociales, especialmente en el ámbito de la restauración. Ya he visto varias situaciones en las que los dueños de algún restaurante envían amenazas a alguien que ha dejado una mala crítica. Quien recibe estas amenazas suele hacerlas públicas, y claro, pasa lo que pasa. Todo internet se lanza sobre el restaurante y comienzan a dejar aún más críticas destructivas allá donde puedan.
Evitarlo puede ser muy sencillo. Simplemente asegúrate de que todos tus mensajes los escribas como si cualquier persona fuera a leerlos. Si a la ecuación le sumas mantener siempre la educación y las buenas formas, no tendrás demasiados problemas.