Con el fin del año a la vuelta de la esquina, ya sabes, toca reflexionar, y es por eso que hoy quiero hacer acto de penitencia poniendo al desnudo los que considero como peores errores de este curioso año.
Seguramente te sientas identificado con algunos de ellos, así que espero que te sirva para que en este nuevo te pongas las pilas y no vuelvas a caer en ellos.
Antes de empezar mi fustigamiento, y por si acaso no te acabas este episodio, solo decirte que no te pierdas en episodio de mañana, ya que anuncio una idea a la que igual quieres apuntarte.
Así que no me enrollo más y comencemos pues con la lista de la vergüenza:
Consumir más que crear: Quizá este sea el punto que más cantidad de trabajo necesita, y si lo piensas, es posible que te encuentres en una situación similar. Piensa en todo el tiempo que utilizar en consumir contenido. Y cuando hablo de consumir contenido me refiero a contenido de todo tipo, ya sea en formato cursos para aprender algo en concreto o simples vídeos de gatitos en YouTube.
A pesar de que sí que creo cosas como este mismo podcast, la balanza consumir-crear sigue estando demasiado inclinada hacia el lado del consumo.
Para tratar de solucionarlo voy a restringir mis horas de consumo al mismo tiempo que intentaré obligarme a crear más contenido, quizá en otros formatos más allá de este podcast.
No medir mis inversiones de tiempo y regalarlo: Afortunadamente, ya estoy poniendo solución a este problema, precisamente gracias a obligar a utilizar aplicaciones del estilo Toggl, de la que te hablé hace algunos episodios.
Y es que hasta que no pones un poco de verdad ante ti con datos medibles, parece que uno no termina de reaccionar. En serio, si aún no estás midiendo cómo gastas tu tiempo, ponle solución desde este momento, porque de aquí surge la mayor de las escusas que nos ponemos a nosotros mismos: “Es que… no tengo tiempo”. Mentira. Tienes el mismo tiempo que todo el mundo, solo que lo inviertes de forma diferente.
Igualmente, he estado regalando mi tiempo como si fuera algo que me sobrase… y esto es muy común. No medimos el coste de nuestro tiempo y parece que no nos cuesta, cuando es todo lo contrario. No digo que no regales tu tiempo, pues habrá situaciones en las que así lo quieras, pero ya me entiendes… toma consciencia de lo que estás haciendo.
No saber decir que no: Sigo atascado con este problema, la verdad. Me cuesta mucho decir que “no” a todo tipo de cosas. Como le pasaba a Jim Carrey en la película “Di que sí”, igual necesito la iluminación de algún gurú con el que comprometerme a decir que no a todo lo que se me proponga, a ver qué pasa.
Pero hablando en serio, esto puede ser un problema grave. Creo que al final, para llegar a nuestros objetivos, el número de “noes” debe superar al de “síes”.
No terminar lo que empiezo: Tengo enquistadas muchas tareas que en su día comencé alegremente pero que se han quedado en un rincón, esperando a que mágicamente se resuelvan. Quizá el agobio de ver acumuladas tantas y el hecho de ver tan lejana la meta de finalizarlas es lo que más me tira para atrás.
Creo que la solución es ir tarea a tarea, agendando un tiempo mínimo cada día para ir sacándolas adelante y, sobre todo, desapegarse de la meta final. La cuestión es ir paso a paso para no atragantarse.
No parar de perseguir nuevos side projects: Este es un error clásico difícil de solucionar en el mundo del emprendimiento, pero quizá entrenando la habilidad que comentaba antes sobre decir que “no” se le pueda poner algo de solución.
Y es que es muy difícil resistirse al síndrome del objeto brillante. Oportunidad que veo, oportunidad que quiero… y como uno se pasa el día viendo oportunidades, al final todos estos posibles proyectos quedan en eso, en posibles proyectos. Hora de ir poniendo foco en menos cosas, al menos al mismo tiempo.
No enamorarme de los procesos aburridos: Aquí podríamos meter muchos temas, sobre todo el problema de empezar cualquier tarea, cosa que me da una gran pereza. Enamorarse de las cosas aburridas es como el efecto compuesto o como la perseverancia, elementos esenciales que no garantizan el éxito de ningún proyecto, pero si hay algo que se parezca a una posible fórmula mágica serían estos.
Aquí creo que debemos fijarnos en otros procesos que en teoría puedan ser aburridos, pero ya los tengamos automatizados de tal forma que incluso nos cuesta más no hacerlos que hacerlos. En mi caso podría ser por ejemplo el tema del gimnasio, algo en lo que mucha gente procrastina al máximo con idas y venidas y yo he conseguido crear un hábito que difícilmente pueda perder. Si consigues enamorarte de este tipo de procesos aburridos, serás imparable.
No permitirme hacer las cosas a mi manera: A pesar de lo mucho que he predicado sobre crear metodologías que se adapten a nosotros, los monopolios personales y demás temas relacionados, tengo que admitir que es un tema que me cuesta. Muchas veces me veo sujeto a reglas autoimpuestas que en realidad son los estándares del mercado, y ahí estoy, siguiéndolas como un cordero más en el rebaño, aunque no me gusten.
Parece como si tuviera miedo a cambiar o a traicionarme a mí mismo, cuando eso no es así. Traicionarme a mí mismo es precisamente hacer algo de la forma que no quiero solo porque es lo que se debe hacer. Y en este saco podría meter un montón de cosas: Cambiar temáticas en los episodios del podcast, cambiar el formato, dar un giro radical a algún proyecto… pero el miedo siempre está ahí, ¿verdad? Me propongo un 2021 con más experimentos y más hacer las cosas a mi manera.
No desconectar: Te confieso que llevo años sin desconectar de temas de trabajo. No es que sea yo una persona de tomarme vacaciones precisamente, pero creo que va tocando ya al menos tomarme una semana completamente off. De hecho, creo que tomarse estos breaks con cierta frecuencia tiene más beneficios que perjuicios para los negocios, ya que el rendimiento que tienes cuando estás quemado tiende a cero peligrosamente.
No promocionar este proyecto: Para finalizar este listado de errores, vamos con uno bien evidente. ¡Y es que no he tomado ninguna acción para darle promoción a este podcast! Como te digo, tengo la cabeza metida en demasiados sitios, pero dedicarle tiempo a este podcast, cosa que me gusta, sin invertir tiempo o dinero en darle visibilidad es un gran error. Ya tengo planes para en este 2021 tratar de enmendarlo y poder crecer un poco más en escuchas.
Y como te decía al principio, no te pierdas el episodio de mañana, ya que voy a platear un asunto bastante interesante que de cara al 2021 puede dar mucho juego.