Hoy voy a hablarte de un tema al que, en mi opinión, se le da muy poca importancia, pero es clave si quieres vivir una vida al menos no demasiado inundada por el estrés, que cada vez se normaliza más.
Y es que, si lo piensas, el tema del estrés ha pasado a ser como algo inevitable y con lo que tenemos que aprender a vivir.
Hablando ya en el ámbito emprendedor, ya directamente se da por hecho que va a acompañarte por el resto de tus días. La broma de “soy autónomo, yo no puedo enfermar” poco tiene ya de chiste, y es triste, pero es así.
Parece que hoy traigo un episodio más filosófico que de costumbre, pero no todo van a ser ideas de negocio, y es que este tema merece ser tratado adecuadamente.
Para mí, emprender tiene que ir ligado a vivir una vida que me guste y hecha a mi medida. Y tranquilo, que no te voy a dar la chapa con temas de “trabaja en algo que te guste y no tendrás que trabajar nunca más”. Ya sé que por mucho que emprendas, habrá días mejores y días peores, tareas que no te gustarán demasiado y tareas que te pondrán en estado de “flow” … simplemente quiero aclarar este asunto e ir más allá del tema de alcanzar la felicidad absoluta con tus proyectos, ya que no va a ser así.
Al final todo es una cuestión de equilibrios, pero veo cada vez a más emprendedores quemados con sus proyectos, sin tiempo apenas ni para respirar… y al no ser que les guste vivir así (cosa que dudo) habrá que empezar a aplicar soluciones para salir de dicha situación.
Aquí cada uno debería preguntarse sus motivos más íntimos y reales por los que ha elegido el camino de emprender.
En mi caso, quiero ser dueño de mi vida y de mi tiempo y poder dedicarme a proyectos que me molen.
Supongo que son motivos que muchos emprendedores elegirían, pero cuidado, porque, aunque tus intenciones sean buenas, no estás exento de quemarte.
Te voy a dar algunos consejos para intentar evitar ese desgaste mental que puedes sufrir en caso de que te lo montes por tu cuenta, a ver que te parecen:
Desconexión digital: Si has montado un proyecto online te invito a que cuentes las horas que pasas delante de un ordenador o un smartphone. Te aviso que la cifra puede asustarte, y no es para menos. Al final pasamos la mayor parte de nuestro día siendo sirvientes del mundo digital, y pasa lo que pasa, que ya sea por trabajo o por ocio, las horas nos ven pasar la vida detrás de una pantalla.
Más allá del daño que puede hacerte físicamente, me preocupan más los aspectos mentales y sociales. Estar todo el día detrás de una pantalla hace que nos desenganchemos de la realidad. Lo dicho, mide tus horas y procura fijar un límite o un horario para estar sin ninguna pantalla. Yo mismo he tenido que autoimponérmelo porque reconozco que se me iba de las manos el tema.
Deporte a diario: Esto es clave y tiene un poder que ni te imaginas hasta que lo practicas. Más allá de vernos bien delante del espejo, el deporte tiene un impacto muy fuerte tanto en nuestra salud física como mental. Aquí podría darte varias recomendaciones. En primer lugar, introduce ejercicios de fuerza en tu vida. Ya me lo agradecerás en el futuro.
Pero no solo de fuerza vive el hombre y también tendremos que meter a nuestro amigo el cardio en la ecuación. Te recomendaría que buscases algún tipo de actividad que te gustase para que no sientas que lo estás haciendo de forma “forzada”. Y si eres de los que pasa mucho tiempo en la silla, convierte a los paseos en tu nuevo hábito. Yo no paso más de dos horas seguidas sentado nunca, ya que incluso puede ser peligroso para tu salud. Y del tema del deporte podría hablar todo el episodio, así que me lo reservo para dedicarle uno completo en el futuro.
No sacrifiques horas de sueño: El dormir es algo innegociable y lamento que hoy en día mucha gente presuma de dormir poco para poder hacer más cosas, ya que ni te imaginas el daño que puede provocar en tu salud. Las 7 horas de sueño de calidad no te las debe quitar nada ni nadie.
Vacaciones forzosas: Ojo, que no estoy hablando de irte a ningún lugar paradisiaco ni de que tengas que tomarte un mes seguido. El problema viene en que no sabemos o no queremos parar, y esto acaba pasando factura tanto a nuestra salud como a nuestros negocios.
Sería interesante autoimponernos periodos de desconexión total, ya sea en tu pueblo, en tu casa o en las Bahamas. El caso es que puedas desconectar de verdad y evadirte de tu proyecto durante una pequeña temporada.
Cada vez veo más casos de emprendedores que se toman microvacaciones, por ejemplo, 4 o 5 días cada dos meses, para así dosificarlas mejor y hacerlas más efectivas. Me parece una opción muy interesante, así que ya es cuestión de que implantes plazos que se ajusten a tu estilo de vida.
Ocio del malo: Si eres de los míos quizá seas demasiado estricto en cómo gastas tu tiempo, y no es para menos, pero la cuestión es que hay que poner ciertos límites. A veces no nos permitimos tiempo de ocio por no considerarlo como algo bueno para nosotros, y puede que no lo sea de por sí, pero sí sus efectos. Y es que no viene mal de cuando en cuando ir desconectando con cosas que, en teoría, no nos van a aportar demasiado. Podríamos meter aquí temas como ver series, salir de fiesta o cualquier cosa que se te ocurra. El caso es que en su dosis justa pueden ser incluso necesarias para desconectar.
Hobbie no productivo: Un hobbie debe ser algo en lo que pasar el tiempo por puro disfrute, nada más. Creo que es interesante el hecho de tener hobbies que no tengan nada que ver con nuestra actividad profesional por el mero hecho de distraernos y disfrutar, más allá de ver posibles relaciones con nuestros proyectos. Sobre el tema hobbies podría hablar bastante, pero si hay algo importante que te debo recomendar es que te busques uno que sea activo en vez de pasivo. Por ejemplo, ver vídeos de YouTube sería un hobbie pasivo, hacer vídeos para YouTube sería activo. La diferencia está en consumir vs crear. Si te pones a crear algo por ti mismo, da igual lo que sea, podrás ver unos cambios brutales a nivel mental.
Horarios de trabajo y de no trabajo: Saber que vas a hacer cada día al levantarte es una buena práctica para que todo sea más fácil, pero sobre todo asegúrate de introducir en tu calendario los tiempos de no trabajo. Y ojo, que también te diría que aproveches tu situación de emprendedor para hacerte unos horarios un tanto diferentes. A mí me gusta salirme del esquema tradicional de 8 horas seguidas de trabajo, ya que normalmente no se suele ser demasiado eficiente bajo este formato ni tampoco se disfruta. Intenta intercalar horas de trabajo y de no trabajo. Por ejemplo, 2 horas de foco para hacer X tarea seguido de una hora de deporte en el gimnasio. Después otra hora de trabajo para la tarea Y seguido de 30 minutos para cocinar. Desde luego, a mí me sirve para hacerlo todo más llevadero.
Saber decir que no a ciertas oportunidades: Cuando emprendes y comienzas a mezclarte con gente del mundillo, seguramente tarde o temprano te aparezcan oportunidades para desarrollar proyectos junto con otros emprendedores.
El problema es que si eres emprendedor la tentación va a ser bastante fuerte. No te estoy diciendo que digas que no a todo, sino simplemente que evalúes bien la situación en la que te dejará decir que sí para ver las posibles consecuencias que puede acarrear en tu vida.