Me pregunto cuanta gente no da el paso de montar proyectos debido a los miedos asociados a dar el salto.
Y es que tener miedo es normal. Al final es un mecanismo que nos ha llevado a los humanos a estar donde estamos hoy en día, pero tanto por exceso como por defecto, su desequilibrio nos puede traer más cosas negativas que positivas.
En el mundo del emprendimiento podría recopilar cientos de miedos que impiden a muchos potenciales emprendedores dar ese primer paso y montar sus proyectos.
Es cierto que muchos miedos tienen motivos de peso como para que sean considerados como tal, pero también suele ocurrir que disfrazamos de miedos lo que al final son más bien escusas baratas que utilizamos por pereza.
He querido analizar algunos de los miedos (o escusas) que llevan a la no-acción para plantear posibles soluciones a todo aquel que se sienta identificado.
Y créeme que puedo hablar con conocimiento de causa sobre estos miedos, ya que he pasado por todos ellos, así que espero que mi experiencia y mis reflexiones te ayuden a superarlos, vamos con ellos:
El arrepentimiento de no montar un proyecto: Este miedo es algo diferente al resto, ya que trata sobre el riesgo de no tomar acción, y suele ser algo que igual no nos preocupa demasiado cuando somos jóvenes, pero con el paso de los años puede llegar a ser bastante doloroso.
Ya te he hablado en otras ocasiones sobre el libro que escribió una enfermera australiana que trabajaba en cuidados paliativos con enfermos terminales. En el libro recogía los mayores arrepentimientos de estos enfermos, y en el top 1 se encontraba el arrepentimiento de no haber tenido el valor de vivir la vida que realmente quisieron, en vez de vivir la que los demás esperaban de ellos. Por cierto, el libro se titula “Los cinco mandamientos para tener una vida plena: ¿De qué no deberías arrepentirte nunca?”, por si lo quieres comprar.
Para superar este miedo yo suelo aplicar la pregunta “¿Qué es lo peor que podría pasar si hago…?”.
Imagina que quieres lanzar un ecommerce o cualquier otro proyecto online en el que has detectado una oportunidad de negocio. ¿Qué podría pasar? ¿Podrías perder algo de dinero y de tiempo? ¿Podrías no vender nada? ¿De verdad sería algo tan terrible? ¿Acabarías en la ruina viviendo debajo de un puente si no sale bien?
Normalmente los resultados no serán tan fatalistas y, al no ser que hagas una apuesta demasiado poco inteligente, no terminarás en la más absoluta ruina.
Yo me arrepiento de no haber tomado acción cuando pude en otros muchos proyectos y no me apetece que me vuelva a pasar más.
El miedo a exponerse: Este miedo es muy común y yo sigo pasando por él en muchas ocasiones. Creo que hay una sobrevaloración brutal en cuanto a los pensamientos que tenemos sobre lo que otros podrían pensar de nosotros por hacer x cosa.
Para empezar, lo recomendable sería no darle demasiada importancia al tema del “qué dirán”, puesto que es algo que no está bajo nuestro control.
Pero es que, además, ¡la gente va a lo suyo! Creemos que somos el centro del mundo para el resto de personas cuando la repercusión que tenemos es mínima.
Es como este mismo episodio de podcast. Cuando termines de escucharlo ya estarás pensando en otra cosa. Vamos, no creo que te pongas a meditar durante horas sobre si lo que he dicho concuerda o no con tus pensamientos, y si así fuera, ¡pues yo encantado! Pero sea cual sea el caso, no le des tanta importancia al tema de exponerte en público.
No sé todo lo que debería: Este miedo es cierto, y es que no sabes todo lo que deberías. Pero nunca lo vas a saber, siempre habrá algo nuevo que aprender en tu campo. El truco para superarlo es no ser un fraude. Y con fraude me refiero a que hagas cosas como prometer algo que no puedas cumplir o cobrar por un trabajo que sabes perfectamente que no está bien realizado.
Haz aquello que sepas hacer, aprende aquello que aún no sabes y asegúrate de cumplir tus promesas. Con el tiempo estoy aprendiendo que la gente te va a contratar más por cómo eres como persona que por tus aptitudes.
Miedo a decir que no: Reconozco que este es mi mayor miedo y problema, ya que me sigue costando mucho decir que no, tanto con cosas en las que no me apetece involucrarme como en situaciones en las que el cliente pide más de lo se ha acordado.
Dice el refrán que más vale una vez colorado que ciento amarillo, por lo que un “no” a tiempo cuando así lo sientas es mucho mejor que tragar con algo con lo que no encajas.
Miedo a imponerse: Un emprendedor debe sacar la vena del liderazgo siempre que haga falta, y si no la tienes que no sea tu escusa, ya que todo puede aprenderse.
Si no sabes llevar la voz cantante vas a sufrir mucho, especialmente cuando te toque lidiar con algún cliente listillo, ya que se va a poder aprovechar de tu falta de sangre para llevarte como él quiera.
Hago hincapié en saber imponerse especialmente desde el principio, ya que debes acostumbrar a tu cliente a tu modo de trabajar y así trazar la línea de trabajo de todo el proyecto.
Me falta experiencia: Esta es similar a la del miedo a no saberlo todo, pero afortunadamente, aquí si que tienes poder para cambiar la situación.
El truco es hacer, hacer y hacer, ya sea para ti mismo o llegando a algún acuerdo con posibles clientes, sabiendo siempre que nos encontramos ante una situación donde no tenemos aún experiencia.
Si quieres experiencia en crear ecommerce, crea ecommerce, si necesitas experiencia creando vídeos, crea vídeos… en la mayoría de situaciones tendrás oportunidades para empezar a pulir esta falta de experiencia.
El negativismo: No sé si calificarlo como miedo, pero desde luego lo da. Con negativismo me refiero a caer en la trampa de ver el vaso medio vacío de forma constante, y esto, a la hora de montar un proyecto, puede ser tu tumba.
Evidentemente, antes de montar un proyecto hay que considerar todos los puntos, los positivos y los negativos, pero mucha gente entra en una espiral negativa que provoca que al final no acabe lanzando nada por no verlo del todo claro.
Creo que la parálisis del negativismo es una de las causas que más proyectos ha frenado en los emprendedores en potencia, y es todo un problema.
Si te consideras una persona negativa, intenta darle la vuelta a la situación y júntate con emprendedores que trasmitan positividad. Eso sí, no vayas con un discurso cenizo por bandera, que así pocos querrán estar a tu lado.