¿Recuerdas los programas de trasteros donde un subastador trataba de vender toda la morralla de aquellos inquilinos que no pagaban los alquileres de los trasteros?
Fueron un boom hace unos 5 o 10 años y creo que, de hecho, impulsaron el mercado de trasteros en España, como ya comenté en otro episodio de podcast hace mucho tiempo.
Y es que el mundo de la compraventa de productos de segunda mano siempre es interesante y considero que está infravalorado. Ahora que viene época de crisis, volverá a subir, como ya hizo allá por el 2008 cuando salían tiendas de segunda mano de debajo de las piedras.
Hoy vengo con una idea debajo del brazo que mezcla el mundo de las subastas de trasteros y soluciona un pequeño problema que muchos tenemos: la acumulación de todo tipo de cosas en nuestras habitaciones.
En mi caso, estoy muy cansado de tener todo tipo de artilugios a los que no saco partido, y realmente no sé qué hacer con muchos de ellos.
La opción lógica sería venderlos por Wallapop o alguna plataforma similar, pero a mí, personalmente, no me cunde. En muchos casos son productos cuyo valor es muy bajo, y mi tiempo vale más que todo el asunto de negociar con posibles interesados, quedar con ellos para hacer la venta… vamos, estaría perdiendo dinero.
Podría regalarlo todo o tirarlo directamente, ambas opciones plenamente válidas, pero como buenos emprendedores vamos a intentar verlo desde el punto de vista empresarial para intentar sacar un rendimiento económico de este problema.
Y aquí es donde vuelvo con el asunto de las subastas de trasteros. La gente que iba allí normalmente buscaba encontrar algún chollo para uso propio o conseguir material para revender.
El caso es que a los compradores no se les permitía la entrada a los trasteros y solo podían pujar basándose en lo que viesen desde la entrada.
Incluso también se subastaban contenedores cerrados en los que pujaban completamente a ciegas.
El factor apuesta juega un papel muy importante en muchos negocios y este es uno de ellos. Hay mucha gente que encuentra divertido este proceso, es prácticamente una especie de juego. Ya te hablé del tema de comprar a ciegas en el episodio 255, en el que explicaba como unas cajas sorpresa en las que pagabas sin saber lo que contenían estaban arrasando en Japón, y aquí he querido trasladar la experiencia a esta nueva idea de negocio que aún no he compartido contigo.
Pongamos ahora las cosas en orden para acabar de darle forma a esta idea de negocio.
Tenemos, por un lado, a mucha gente que quiere deshacerse de las típicas cosas a las que no dan uso pero que no tienen tiempo ni ganas de ponerlas a la venta una a una ni ir negociando con mil compradores al mismo tiempo.
¿Por qué no trasladar el concepto de subastas de trasteros al mercado online, y concretamente al sector de los particulares?
Se me ocurre que se podría crear una web donde los usuarios vendedores subiesen sus cajas llenas de objetos.
Aquí podríamos plantearlo de muchas formas:
- Hacer que el contenido de las cajas fueran completamente sorpresa (aunque habría que establecer unas normas para evitar que los vendedores metiesen todo tipo de morralla)
- Mostrar una única foto que muestre parte del contenido de la caja, al más puro estilo de los programas de subasta de trasteros.
- Quitar de la ecuación el factor sorpresa y hacer que el comprador muestre todo el contenido, ya sea en forma de listado, con fotografías, o ambas.
Quizá también sería buena idea adaptar el formato a unas normas comunes, y con esto me refiero al tamaño de la caja y a su peso. Uno de los hándicaps de este negocio es el asunto de los envíos, ya que estos costes pueden ser bastante cuantiosos.
También sería interesante dejar la posibilidad al vendedor de fijar un precio mínimo de venta, si así lo desea.
Lo cierto es que esta idea se puede plantear de mil maneras diferentes y creo que tiene potencial.
Yo solo he contado con la gente que desea deshacerse de sus trastos de forma rápida, sin quebraderos de cabeza y sacando un rendimiento económico por ello, pero evidentemente hay que tener la otra parte de la ecuación: los compradores.
Mucha gente se pasa las horas buceando en todas las páginas de segunda mano, incluso sin saber muy bien lo que buscan, simplemente por la emoción de encontrar algún chollo.
Ya sea para vender o simplemente porque les gusta acumular trastos, este público es muy numeroso, más de lo que podrías imaginar.
En fin, dejo la idea en tus manos para que le des vueltas hasta dar con algo más concreto.
Creo que es algo sencillo técnicamente de montar, aunque donde más habrá que invertir es en captar a una masa crítica mínima para que la web no parezca un desierto generando en nunca deseado efecto bar vacío. Por mucho que montemos la plataforma, si no la damos “vidilla”, poco podremos rascar.