Últimamente estoy dedicándole tiempo al arte de pensar.
Ayer comentaba en mi newsletter (apúntate si aún no lo estás) que acabo de introducir no hace mucho en mi rutina diaria un nuevo cambio: A las 5:55 am mi Xiaomi Mi Band me despierta y a las 6:00 estoy en la calle.
Si te preguntas que demonios hago a esas horas por ahí, te diría que salgo a pensar. O, mejor dicho, a caminar mientras pienso.
Ya sé que el día es muy largo y que podría hacerlo a otra hora, pero la verdad, creo que es el momento perfecto: Sin nadie alrededor, sin ruido… y una mucha mejor opción que levantarse para sentarse delante de la pantalla sin decirle al cuerpo que es hora de entrar en acción.
Y ahora te pregunto a ti: ¿Cuándo es la última vez que te paraste a pensar? Yo al menos tengo la fea costumbre de «necesitar» tener la mente ocupada en cualquier cosa externa.
Ya sea en YouTube, con música mientras estoy en el gimnasio o incluso con podcast antes de dormir… pero el caso es que no había manera de parar esa vorágine consumista.
Y es que creo que pasamos demasiado tiempo consumiendo, ya sea de forma deliberada o sin quererlo.
Y sí. A pesar de todo lo que estoy diciendo, consumir información es necesario, muy necesario.
Mi «problema» es que consumía demasiada y de demasiados «palos». Y pongo entre comillas eso de problema porque tampoco es que fuera un problema en sí… lo que pasa es que esa información hay que tratarla de alguna forma.
Actualmente estoy dedicando esos aproximadamente primeros 25 minutos de mi día a pensar, mayormente sobre temas de negocios.
Está siendo una buena experiencia, la verdad. A veces comienzo a caminar sin un tema concreto, otras ya tengo algo en mente a lo que dar vueltas… aunque en la mayor parte de las ocasiones las «cosas» me van llegando solas.
Y todo este rollo que te estoy contando simplemente para intentar hacerte reflexionar sobre el tema de pensar.
Tampoco pretendo que te levantes a las 6 de la mañana a hacer lo mismo. De hecho, hay muchas técnicas interesantes para estimular el pensamiento y tener más ideas y me apetecía compartirlas contigo, así que vamos con ellas:
Pasear: Vale, aquí no te estoy contando nada nuevo, pero al menos quiero que lo pruebes a ver qué te parece. Yo era de los que siempre que paseaba me llevaba algún podcast para aprovechar el tiempo. Parece que hacer solo una cosa nos sabe a poco y siempre tenemos que estar con el multitasking a cuestas, pero esta vez no.
Hay estudios médicos bastante serios que han demostrado los enormes efectos que tiene caminar a la hora de activar el pensamiento creativo. De hecho, los mejores resultados se obtenían cuando los participantes caminaban al aire libre en vez de en una cinta de correr, por lo que, si tienes la posibilidad, practica este hábito en la calle (y si hay naturaleza cerca, mejor que mejor). Repito, sé que puede parecer una tontería, pero doy fe de que funciona.
Exponerte a todo tipo de ideas y temas: Seguramente conozcas el famoso discurso de Steve Jobs en un campus universitario donde explicaba cómo consiguió unir los puntos entre materias que, en teoría no tenían nada que ver, para crear algo nuevo. Yo a veces me obsesiono con centrarme en temas de negocios y creo que es un error. Las mejores oportunidades suelen estar fuera de esos planes tan estrictos que nos imaginábamos en nuestras cabezas. Yo mismo acabé en Camboya gracias a exponerme en sitios donde no tenía planeado estar. Creo que es hora de ver más allá de los posibles beneficios empresariales y simplemente dejarse llevar a la hora de tocar todo tipo de temas: leer novelas, aprender sobre cocina china o fabricar tus propias marionetas, además de divertido, puede abrirte más puertas de las que crees, en todo tipo de ámbitos.
Hablar con personas temas que desconozcan: A veces veo que las ideas solo se exponen a gente que está demasiado metida dentro de un “mundillo” en concreto, creando así un ambiente poco saludable. Creo que es bueno exponer tus ideas y pensamientos a gente que no sea conocedora del tema a tratar para ver enfoques totalmente diferentes. Aunque parezca absurdo, te sorprenderían algunos resultados.
Ejercitar las ideas diariamente: De este tema ya hablé en el episodio 326, así que no me pararé demasiado. Para ejercitar el músculo de las ideas tendrás que entrenarlo a diario, así que sigue la técnica de James Altucher y crea una lista diaria de 10 ideas sobre cualquier tema para tener engrasada la maquinaria.
Espiar cómo piensan los demás en comunidades online: Las redes sociales y los foros en ocasiones pueden parecer peores que cualquier cloaca, pero hay que saber bien dónde y cómo buscar. Lo que ocurre actualmente es que la gente parece que solo se quiere rodear de aquellas personas que piensan como ellos, y esto es un gran error. Un buen ejercicio es echar un vistazo a perfiles que se encuentran en las antípodas de tu forma de pensar. Esto no va de ver quién tiene razón y quien está equivocado. Cada persona tiene un punto de vista diferente, así que cuantos más conozcas, mejor información tendrás y más posibilidades de desarrollar ideas un tanto diferentes.
Hacer mapas mentales: El tema de los mapas mentales daría para un episodio completo y hoy vamos bastante mal de tiempo, así que me lo reservo para el futuro. Para que vayas practicando, te lo resumo brevemente. Un mapa mental es un diagrama que representa conceptos e ideas sobre un tema principal. Puedes comenzar escribiendo en un papel la temática sobre la que quieres pensar y comenzar a enlazar conceptos de forma gráfica, a modo de brainstorming, a ver qué ocurre.
Escuchar: La gente quiere hablar y sobre todo que la escuchen, así que ¿por qué no darles el gusto? Si conoces a alguien que sabe de un tema del que te gustaría indagar más y obtener nuevas ideas, llámale y deja que hable. Te garantizo que lo hará encantado y vas a aprender bastante, sobre todo si sabes diferenciar el grano de la paja.