El riesgo de no tomar riesgos

Montar un proyecto online supone en sí asumir ciertos riesgos, ya sea de uno u otro tipo.

El caso es que todos tomamos riesgos, sobre todo cuando creemos que no los estamos tomando. Hoy vamos a hablar sobre el tema de ponernos en situaciones que a muchos pueden resultar un tanto incomodas, pero que de cualquier forma son necesarias para nuestro crecimiento.

Y es que al hablar de riesgos cuando nos referimos a emprender la mayoría de la gente lo suele asociar al tema económico.

Evidentemente dependerá del tipo de proyecto que vayamos a montar. No es lo mismo montar un negocio en un local comercial que un proyecto online.

Los riesgos al iniciar proyectos quizá sean los que más gente paralicen. La perspectiva de “perder”, cualquiera que sea el significado de la palabra perder para cada uno, produce el mayor de los problemas: La parálisis, la inacción, el no mover ficha… llámalo como quieras.

La mayoría de proyectos no terminan por desarrollarse debido al factor miedo inducido por los supuestos riesgos que debemos correr.

Algún día te contaré en profundidad (si te interesa) el listado de proyecto que no comencé en su día por este miedo a tomar riesgos. Créeme que no fueron pocos y que todos ellos estaban ya muy avanzados (nada de “ideas felices”). Cuando llegaba el momento de dar el paso definitivo, me echaba atrás.

Sin darme cuenta, elegí tomar otro riesgo cuyo cumplimiento estaba garantizado: El estancamiento.

Al fin y al cabo, si montas un proyecto te puede ir mejor o peor, depende de muchos factores, pero si eliges no hacer nada, solo obtendrás eso, nada. Y obtener nada es incluso en muchas ocasiones peor que perder. En las derrotas hay aprendizajes, sobre todo; en la nada hay estancamiento.

Lo de no tomar riesgos es algo que también ocurre cuando todo parece ir bien. Puede que tu negocio vaya facturando lo suficiente y te encuentres en una situación de cierta comodidad. Pero cuidado, ya que todo está cambiando continuamente. ¿Qué ocurrirá si no hacemos nada nuevo asumiendo ciertos riesgos? Pues que cuando menos lo esperemos nos llegará una bofetada de realidad, e igual es demasiado tarde como para ponerse deprisa y corriendo a asumir ciertos cambios.

Si tu negocio va mal, el riesgo no es una opción, es un deber (…)

Tipos de riesgos

La lista de riesgos podría ser todo lo larga que nos pudiésemos imaginar, pero cuando se trata de emprender, me vienen tres riesgos principales:

Riesgo económico: Quizá este sea el más evidente, y es que iniciar un proyecto nuevo o hacer cambios en los proyectos que ya tenemos en marcha puede incurrir en asumir ciertas inversiones que no tienen por qué salir bien. Creo que, si nos encontramos ante esta situación, lo ideal es ver las cosas en perspectiva: ¿Qué ocurriría en el peor de los casos? ¿Y si toda la inversión se va a pique? Yo soy fan del bootstrapping, o lo que es lo mismo, comenzar y desarrollar proyectos con mis propios recursos, sin incurrir en préstamos ni en otro tipo de situaciones similares que, para mi gusto, sí que supondrían unos riesgos que particularmente no me gustan. Lo cierto es que el dinero viene y el dinero va, y para ganar hay que invertir. Yo soy el primero que se piensa muy bien las cosas a la hora de realizar inversiones en proyectos, pero si queremos crecer, son indispensables. Eso sí, siempre con cabeza y no arriesgando aquello cuya perdida nos pudiera poner en una situación realmente grave.

Riesgo de tiempo: Este tipo de riesgo es bastante peligroso, porque pasa desapercibido, especialmente entre emprendedores novatos. El mayor riesgo relacionado con el tiempo es el de no valorarlo lo suficiente. No me canso de repetírtelo, “el tiempo es tu mayor valor”, así que valóralo como tal e inviértelo con sentido. Yo he sido el primero que no lo ha valorado lo suficiente y lo ha regalado a diestro y siniestro, y este es uno de los peores hábitos que puedes tener tanto para sacar adelante tus proyectos como de cara al cliente. El día que le pongas precio a tu tiempo y vayas midiendo los euros que vas derrochando en lugar de las horas, minutos y segundos, puede que todo cambio. Te animo a hacer este ejercicio.

Quieras o no, no puedes acumular tiempo, los estás invirtiendo cada segundo que pasa, así que, de nuevo, hazlo incluso con mayor conocimiento que con el dinero, puesto que este bien es de los que ya no vuelven.

Riesgo de reputación: El miedo al qué dirán si fracasamos es algo que sigo apartando a mucha gente del camino de la acción. Afortunadamente, este riesgo tiene una cura muy sencilla. La opinión de los demás es algo que no controlamos, y vivir para intentar agradar a todo el mundo es el peor camino que puedes tomar, ya que nunca alcanzarás este propósito. Te animo a practicar el arte de que casi todo te importe un huevo de pato, a atreverte a hacer lo que quieras e incluso a abrazar tus fracasos.

Si que estoy viendo una tendencia mayor en el mundillo emprendedor a cada vez ser y actuar más libremente en este apartado, cosa que me alegra.

Además, recuerda lo que te digo muchas veces, y es que cuando antes comiences a tener tu portfolio de fracasos, mucho mejor. Ni te imaginas la de puertas que te puede abrir.

Ahora bien, ¿Cómo debemos introducir esta toma de riesgos en nuestros proyectos y en nuestras vidas? Aquí cada maestrillo tiene su librillo.

Siempre hay gente muy valiente que se atreve a hacer un All-in en cualquier cosa en la que se involucran. Por ejemplo, está el típico caso de quemar las naves que muchos emprendedores llevan a cabo cuando comienzan un nuevo proyecto. Con quemar las naves me refiero a dejar el trabajo e invertir todos tus ahorros en ese negocio que tenías en mente, por ejemplo.

A mí me gusta más mantener cierto equilibrio en todos los aspectos de mi vida, por lo tanto, yo te aconsejo introducir los riesgos sin prisa, pero sin pausa.

Con “sin prisa” me refiero a que no apuestes a lo loco, que esto no es Las Vegas, y con “sin pausa” te quiero decir que pruebes a introducir ciertos cambios de forma periodica.

Por ejemplo, ir probando nuevas estrategias cada 2 o 3 meses e ir analizando lo que ocurre. Un trimestre puedes probar a hacer webinars en directo, para el siguiente quizá te decidas a invertir en una herramienta de gestión de redes sociales… la cuestión es arriesgar lo necesario para intentar no quedarse atascado.

Por supuesto, el éxito no está garantizado, pero si no haces nada nuevo ni arriesgas… prepárate para lo peor.

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