Si recuerdas, ayer tratábamos el tema de los océanos rojos y azules. Hoy el tema sigue por la misma senda, aunque con una aplicación más práctica y personal.
Ya dejamos claro que no es una buena idea, ni como personas ni como empresas, el asunto de ponernos a competir siendo uno más.
En algunos círculos de internet está surgiendo el concepto de crear tu monopolio personal precisamente para jugar a un juego hecho para ti, dejando de lado cualquier tipo de competitividad.
Para empezar, deberíamos plantearnos como objetivo ser la única persona en el mundo que hace lo que tú haces y, por supuesto, ser el mejor en ello.
Ser único puede parecer difícil, y hasta dar miedo. Por un lado, muchos quizá no crean que pueden ser únicos, pero tal y como está cambiando el mundo, ya puedes crear una profesión hecha a medida.
Personalmente creo que es una suerte tener esta posibilidad y romper los moldes establecidos. Parece que hasta hace no mucho las posibilidades de abrirse paso en el mercado estaban limitadas a lo que había.
Internet ha cambiado el mundo y no para de crecer, lo que nos permite poder ser conocidos en algún área que nosotros mismos creemos.
Y es que lo bueno de crear tu monopolio personal es eso, que depende de ti crearlo, no tienes que salir a buscarlo.
Al final recuerda, el objetivo es ser único en lo que tú haces.
Para ello, además de enfocarnos en ciertos aspectos personales, también debemos tener en cuenta lo que el mundo está demandando.
¿Y cómo podemos ser conocidos en algo en lo que nadie más lo es?
Para empezar, debemos prestar atención a nuestras habilidades, conocimientos, intereses… vamos, todo aquello que forma parte de nosotros y cuya combinación nos hace únicos.
Ahora, con esta combinación de elementos única debemos encontrar la intersección con el área de las necesidades de la gente. ¿Por qué estaría la gente dispuesta a pagar? ¿En que están interesados?
Encontrar la combinación ganadora no es algo que se haga a la primera y va a incluir grandes dosis de paciencia y, sobre todo, de pruebas.
Esto del monopolio personal no es algo tan novedosos. Me recuerda a otras ideas similares que son mucho más conocidas, como el famoso Ikigai.
Si no lo conoces, el Ikigai es un término japonés que hace referencia a tu razón de ser, es decir, aquello que da sentido a tu vida.
La fórmula del Ikigai es una mezcla entre aquello en lo que eres bueno, lo que amas, lo que el mundo necesita y por lo que te puedan pagar.
Pero como no hay dos sin tres, comparto contigo un tercer concepto para completar esta trilogía con la esperanza de que te sirva como guía para encontrar tu hueco exclusivo de mercado.
Se trata de la “pila de talentos”, un término acuñado por Scott Adams, un dibujante de comics bastante interesante y cuyas reflexiones admito que me gustan bastante. Te recomiendo uno de sus libros titulado “Cómo fracasar en casi todo y aun así triunfar”.
Scott afirma que la mayoría de personas puede desarrollar una variedad de habilidades que combinen bien entre ellas, que no es otra cosa que su ya famosa “pila de talentos”.
Scott dice que hay dos caminos para ser extraordinario: O bien ser el mejor en algo muy específico o ser bastante bueno (dentro del top 25%) en al menos dos o más elementos.
Por supuesto Scott recomienda la segunda, ya que de eso trata la “pila de talentos”.
Él mismo comenta cuales son los suyos: Dibujar, escribir, habilidades de negocios, ética en el trabajo, tolerancia al riesgo y sentido del humor.
No es el mejor en ninguno de estos campos, pero sí está por encima de la media en todos ellos y desde luego, mal no le ha ido en la vida.
También nos da tres consejos para destacar en nuestro pack de habilidades:
- Al menos una de ellas involucre el asunto de la comunicación (verbal, escrita, etc.)
- Añade a la ecuación aquello que te apasione ya que así te será muy fácil estar dentro de ese top 25%.
- Si tienes algún tipo de habilidad, como, por ejemplo, podría ser los negocios o hablar en público, añádela a la ecuación también.
Como ves, hay muchas formas de nombrar a un mismo concepto.
Al final de lo que se trata es ni de ser el mejor en una cosa concreta ni de tener decenas de habilidades. La fórmula parece estar en combinar esas pocas habilidades en las que puedes destacar y crear así concepto único por el que darte a conocer.
Creo que uno de los puntos de fricción que más puede afectar a esta teoría (a mi el primero) es el miedo a caer en algo demasiado específico y que no haya nadie al otro lado.
Evidentemente hay que estudiar las posibilidades de mercado existentes y quienes serán los beneficiarios de nuestro trabajo, pero, afortunadamente, en la era de internet no debería ser complicado conseguir al menos esos 1.000 fans verdaderos que ya mencioné en su día.
Además, recuerda que ya no estamos en un mercado competido, somos únicos, por lo que nuestros precios van a ser mayores.
Personalmente, no creo en las fórmulas de éxito, y seguir este proceso no te va a garantizar nada. Pero ser uno más y competir contra todo el mundo no suena demasiado bien, ¿verdad? Quizá todo esto sea un proceso. Podemos comenzar siendo genéricos, tocando muchos “palos”, viendo lo que nos gusta, lo que se nos da bien, lo que gusta a los demás y, con el tiempo, podamos ir construyendo nuestro monopolio personal.
Al final, como la mayoría de las cosas en esta vida, conllevará un proceso.
Y creo que con este episodio cierro ya la temática que comencé ayer. Quizá estaría bien un episodio en el que muestre, a modo de ejemplo, casos de monopolios personales de éxito.
Si lo quieres, déjamelo en los comentarios o escríbeme para saber que te interesa y me pongo con ello.