Descubrir tu pasión, tus talentos, tus gustos… son solo algunos de los temas que más están pegando en la actualidad.
Quizá sea porque tenemos a nuestro alcance más alternativas que nunca, pero lo cierto es que veo que cada vez estamos más perdidos en asuntos clave de nuestras vidas.
El mundo del desarrollo personal es quizá el que se ha beneficiado más de toda esta problemática.
Desde luego es un tema muy interesante y al que podemos sacar mucho provecho, pero claro, no todas las respuestas se encuentran al final de un libro o una charla.
Yo mismo reconozco ser un poco adicto a este tipo de formación. Nos encanta leer sobre emprendimiento, casos de éxito, cómo ser más productivos… pero a la hora de ponerlo en práctica es donde más solemos fallar.
No fallar porque lo llevemos mal a cabo, sino porque en muchas ocasiones ni siquiera lo llevamos a la práctica.
Encontramos otro curso, libro o vídeo y seguimos enganchados a la maquinaria infinita de la teoría, sin salir a mojarnos el culo.
Y si nos centramos más en el mundo del emprendimiento, son muchos los casos donde la gente quiere emprender, pero no sabe en qué.
Aquí habría que distinguir algunas motivaciones que llevan a alguien a querer emprender: Quizá sea una persona que siempre ha querido gozar de libertad y autonomía para trabajar por su cuenta, alguien que solo se enfoca en el dinero o incluso la figura de aquel que emprende por necesidad.
Hay que tener cuidado con la idealización del emprendimiento. Mucha gente tiene en mente un estereotipo que está muy alejado de la realidad. Quizá tampoco están ayudando los numerosos cursos para emprendedores que prometen que conseguir ganarse la vida trabajando un par de horas cada día desde esa playa idílica de Tailandia.
Desde lo que estoy viendo en distintas comunidades de emprendimiento, una de las motivaciones que más siguen los nuevos emprendedores es la búsqueda de autonomía y libertad. Hay mucha gente que afirma que, aún ganando bastante menos de lo que ganaban por cuenta ajena, son mucho más felices.
Tampoco te lo tomes al pie de la letra. Solo te expongo lo que veo y cada persona es un mundo.
La cuestión es que quizá te encuentres en fase de querer emprender, pero no tengas claro por donde tirar. Si estás ya un poco cansado de los temas relacionados con encontrar tu pasión y has acabado saturado de información sin que hayas avanzado, quizá estos tips que comparto contigo puedan ayudarte.
Vamos a ver una serie de pasos prácticas para que puedas lanzarte de una vez por todas con tu proyecto:
Listado de intereses: Yo también me harté en su día de buscar mi pasión o mi propósito de vida. No sé si existe siquiera. Lo que seguro que sí tienes son intereses. Obsérvate a ti mismo. ¿A qué le dedicas tiempo en tu día a día? ¿Sobre qué temas te gusta informarte? ¿Qué te gustaría aprender? ¿En qué se te pasa el tiempo volando? Aunque no hayas encontrado nunca eso que llaman pasión, intereses tienes que tener sí o sí. Haz un listado de ellos, por absurdos que parezcan.
Crea sin mayores pretensiones: Una vez tengas este listado, el siguiente paso sería escoger uno de estos intereses (no pierdas el tiempo y elige uno cualquiera) y comenzar a crear un mundo en torno a él. Empieza a empaparte sobre el tema, a seguir a gente influyente del mundillo y, sobre todo, empieza a crear contenido. Compartir información con el mundo sobre un tema te hará aprender sobre el mismo y, mejor aún, te servirá para descubrir si de verdad te ves tratando sobre dicho tema a largo plazo. Evidentemente ponte unos plazos mínimos, ya que sino quizá lo dejes nada más empezar. Es bueno aplicar constancia y tiempo para descubrir realmente como te sientes.
Paga para comprometerte: Que nos toquen el bolsillo, además de doler, nos compromete. No sé la psicología que se esconde detrás de esta afirmación, pero, al menos en mi caso, funciona. Si tienes que pagar por un curso, una herramienta o cualquier otra cosa relacionada con el proyecto que quieres desarrollar, seguramente provoque que te lo tomes más en serio. Quizá parezca una tontería, pero en muchas ocasiones aquí se encuentra la barrera entre hacer algo o no hacerlo.
No es para toda la vida: Esto que te cuento ahora es simplemente mi opinión, avisado estás. Para mí, no hay una pasión eterna y única. Hay intereses que vienen y van. Intereses que surgen e intereses que dejan de serlo. Ya sé que estamos acostumbrados a tener una profesión para toda la vida, pero por suerte (o, por desgracia para algunos) esto está llegando a su fin. Todo cambia cada vez más rápido, se crean nuevas profesiones cada día a la vez que muchas otras desaparecen. Seguramente cambies de sector o campo varias veces a lo largo de tu trayectoria si así lo deseas, así que tampoco te obsesiones con encontrar el interés último como si fuera el Santo Grial.
Mentor: Encontrar a alguien del sector que ya tiene un recorrido en el interés que estamos probando puede ser clave. Nos puede mostrar cómo es su día a día y lo que de verdad se esconde detrás de las cámaras. Aquí no dudaría en ofrecerme a trabajar gratis para alguien que se encuentra en una situación a la que queremos optar, ya que la información y tiempo que nos puede proporcionar son oro.
Hacer, hacer y hacer: Quizá el punto más importante de todos. Cuando haces puedes ganar o puedes aprender, que no perder. Cuando te quedas a la espera del momento o la idea ideal has elegido la peor de las acciones. Recuerda que todo lo que he comentado a lo largo de este episodio está encaminado a encontrar un proyecto al que puedas dedicar realmente tu tiempo y dinero. Por supuesto, luego habría que ver cómo monetizarlo, las posibilidades que hay en el mercado y toda una serie de puntos a tener en cuenta.
El caso es que ahora estás buscando un interés a desarrollar, y para encontrarlo no queda otra que bajar al barro y probar cosas. No esperes encontrarlo a la primera. Lo bueno es cada proyecto que vayas descartando estarás un paso más cerca de encontrar algo que de verdad te motive.