Uno de los dilemas a los que se enfrenta alguien que está pensando en emprender es sobre si debe dejar desde un principio su trabajo por cuenta ajena para centrarse en su proyecto o, en cambio, debe permanecer en él al menos un tiempo. Veamos desde ambos puntos de vista algunas de las posibles situaciones a las que nos enfrentaríamos.
Dejar el trabajo para emprender
Comencemos hablando de la opción de dejar el trabajo desde un primer momento para ponernos a tope con nuestro proyecto. Esta es la típica situación de quemar las naves, que, por si no lo sabes, es una expresión que hace alusión a la imposibilidad de volver atrás al haber quemado tus sustentos, con lo que no te queda otra que tirar para adelante.
Aunque sobre el papel puede parece muy épico, hay que tener mucho cuidado con lanzarse a lo loco. Antes de quemar tus naves deberías hacer primero un repaso de tus responsabilidades. ¿Tienes una hipoteca que pagar? ¿Una familia que alimentar? ¿Prestamos pendientes? Aquí debería poner en práctica tus habilidades en Excel y organizar una tabla muy detallada con todos tus gastos.
El hecho de que tengas gastos no significa que no puedas optar por la opción de quema de naves. Lo que tendrás que hacer es una comparativa entre tus gastos mensuales y el total de ahorros disponibles.
Hay mucha literatura acerca de cuantos meses de ahorro para cubrir tus gastos debes tener acumulados. Algunos dicen seis meses, otros un año e incluso hay quienes dicen que lo mejor es tener dos años cubiertos. Es muy difícil, por lo decir imposible, dar con una respuesta adecuada.
Yo, que soy un poco más conservador, te diría que al menos tuvieras ahorros para cubrir un año completo de gastos, y si son dos, mejor que mejor.
Por cierto, todas estas divagaciones se están haciendo pensando en la posibilidad de emprender online y asumiendo que vas a dedicar sobre todo tu tiempo al proyecto. Igualmente, también deberías crear otro apartado económico para los gastos previstos relacionados con dicho negocio.
También es importante tener en mente posibles salvavidas que nos pueden sacar de más de un apuro cuando quemamos las naves. Con salvavidas me refiero a todo tipo de recursos que puedan ayudarte si la situación se complica más de lo planeado. ¿Puedes vivir en cada de tus padres? ¿Tienes algún recurso que puedas alquilar o vender? ¿Algún amigo está dispuesto a invertir en tu proyecto? Sería conveniente que hicieras un repaso de todos estos recursos.
El gran problema que nos encontramos ante la situación de desarrollar un negocio es que no sabemos cuando dará los suficientes resultados económicos que nos permitan vivir de él. Ya sé que siempre habremos hecho un plan de negocios antes, pero el papel lo aguanta todo, lo que no aguanta tanto es nuestros ahorros.
Como ves, esta opción tiene bastantes riesgos. A modo de recomendación te diría que, si aún con todo tienes pensado quemar tus naves, al menos asegúrate de haber validado de alguna u otra forma tu idea de negocio en el mercado, trae contigo ahorros para vivir, si es posible, dos años y enfócate en darlo todo desde el minuto uno. Hay mucha gente que se acomoda demasiado en los comienzos de un proyecto, pero en esta situación tan limitada en tiempo y recursos puede acabar bastante mal.
Permanecer en el trabajo mientras se emprende
La opción de permanecer en el trabajo mientras creas un pequeño proyecto está cada vez más en auge. En la comunidad anglosajona tiene su propio nombre, Side Hustle, y si buscas un poco de información verás que hay muchas webs y blogs enfocados en este tipo de emprendedor.
Aquí incluso podríamos diferenciar diferentes variantes, ya que este planteamiento se puede enfocar tanto desde el punto de vista del emprendedor que dejará su trabajo una vez vea que su proyecto ya está consiguiendo ciertos resultados como desde el punto de vista de quien simplemente quiere desarrollar pequeños proyectos, pero no desea dejar su trabajo.
La mayor ventaja de esta opción es que no correremos riesgos, ya que nuestra fuente de ingresos (nuestro trabajo) sigue fluyendo con normalidad.
Evidentemente no todo lo que reluce va a ser oro y trabajar y emprender al mismo tiempo también tiene muchas contras.
En primer lugar, nuestro tiempo para desarrollar nuestro negocio será bastante limitado, por lo que a su vez implicará un crecimiento mucho más lento. Aquí también dependerá de a lo que te dediques y tu disponibilidad horaria. No es lo mismo alguien que no tenga cargas familiares y trabaje solo 6 horas en un puesto al lado de su casa que alguien que tenga que dedicar horas extra a su trabajo por imposición de su jefe, tenga 3 hijos que atender y además su trabajo implica que tenga que recorrer 40 km cada día.
Otro factor que influye en este caso en el de la energía. Siempre digo que, del dicho al hecho, hay un trecho, y a la hora de emprender también ocurre. Puede que en nuestra mente nos digamos a nosotros mismos que sí, vamos a crear ese proyecto levantándonos cada día a las 5 de la mañana para aprovechar el poco tiempo que podamos rascar antes de ir a trabajar, pero a la hora de la verdad, son pocos los que ponen sus palabras en práctica.
También ocurre que, al desarrollarse de forma tan lenta, son muchos los que acaban tirando la toalla demasiado pronto, antes siquiera de poder testear de forma adecuada su proyecto en el mercado.
¿Qué opción es mejor?
Como ya te dije al principio, no hay una respuesta universal que sirva para cualquier situación. Si me preguntas a mí, a modo de opinión personal y como fan del equilibrio y los términos medios, te diría que de alguna forma consiguieses un trabajo mínimo viable y llevases una vida bastante austera en la medida de lo posible. Probaría a pedir reducción de jornada en mi puesto de trabajo o incluso buscaría un empleo a media jornada o con jornadas intensivas. Sé que esto es más fácil decirlo que hacerlo, porque ya sabemos como está el panorama laboral, pero bueno, ahí queda la idea.
Desde luego, la potencia mental que nos dará quemar las naves es algo que no podemos comparar con cualquier otra opción, pero siempre sabiendo los riesgos que conlleva y las necesidades básicas que debemos resguardar para que ese fuego no nos acabe quemando a nosotros también.