¡Muy buenos días! Ya sé que hoy es lunes y en teoría, no tocaría la sección de “Negocios en directo”, pero las situaciones cambian continuamente, así que hoy te va a tocar escuchar un poco de “chapa” por mi parte.
Como habrás comprobado, he estado desaparecido durante una semana. Ya te había comentado en episodios anteriores, e incluso en la última newsletter, que no me encontraba “muy allá” en cuanto a salud se refiere, y efectivamente, al final llegó la gota que colmó el vaso.
En esta ocasión, un dolor bastante fuerte en la pierna fue quien descubrió el “pastel” final. El sábado pasado no aguantaba más y me fui directo a urgencias. Allí, por desgracia, me dieron un mal diagnóstico, ya que, según los médicos, lo único que tenía era dolor muscular.
Yo ya estaba que me subía por las pareces, así que el lunes fui a un fisioterapeuta a ver que me podía decir. Al fisio no le gustó nada lo que vio y antes de atreverse a trabajar conmigo me dijo que me fuera de nuevo a urgencias para descartar otras posibles causas más graves.
Así que allí me planté, por tercera vez en lo que va de año (toco madera para que sea la última) a la espera de nuevas pruebas médicas.
Conseguí que me hiciera una ecografía y ahí fue cuando al fin pude obtener un diagnostico bueno. Tenía un trombo en la pierna.
Le comenté a la doctora mis problemas respiratorios, por lo que también me hicieron un TAC para descartar posibles complicaciones. Por desgracia ahí también descubrieron otro problema: Tenía un trombo en el pulmón.
Afortunadamente era pequeño y no supuso mayor problema, pero al tratarse de una situación de cierto riesgo, he tenido que estar ingresado en el hospital 5 días.
Así que ya sabéis la causa por la que desaparecí la semana pasada. Precisamente hablaba a principios de mes sobre tener un plan de contingencia para estos casos, pero en este tipo de situaciones, poco se puede (y debe) hacer.
Ahora me esperan unos meses de medicación, controles médicos y cosas similares que no me apetecen nada.
Quizá recuerdes que hace no mucho te comentaba sobre mis planes para este año. Ahí te mencionaba que me iba a ir probablemente a China. El caso es que ya estaba todo más o menos cerrado para marchar de aquí a un par de meses, pero me temo que esos planes están cancelados debido a este problemilla.
Pero no hay mal que por bien no venga. Recuerda que últimamente estoy introduciéndome cada vez más en el estoicismo, y esta situación viene como anillo al dedo para practicar dos principios muy interesantes.
El primer principio es el denominado “Memento mori”. Es un simple ejercicio que deberíamos plantearnos de vez en cuando y consiste en recordarnos que vamos a morir. Puede dar mal rollo o parecer una tontería, pero creo que es muy interesante. El fin de este ejercicio no es transmitir negatividad, ni mucho menos. Simplemente se trata de recordarnos a nosotros mismos que antes o después vamos a morir y que es inevitable. La práctica del memento mori nos ayudará a saborear más la vida, vivir en el presente y a relativizar los problemas. En mi caso, si hubiera sido un poco más grave el trombo del pulmón podría haberme ido perfectamente para el otro barrio, así que más nos vale preocuparnos menos por tonterías y aprovechar mejor el tiempo, puesto que no para ni un segundo y no somos conscientes de cuanto más tendremos por delante.
El segundo principio estoico que te quería comentar es el denominado Amor Fati y se podría traducir como amor al destino. Este concepto nos habla sobre afrontar de una manera positiva cualquier cosa que nos ocurra. Recuerda que la mayoría de las cosas que nos pasan están fuera de nuestro control, así que, ante cualquier incidencia, en vez de dejarnos llevar por el derrotismo sería buena idea intentar sacar partido. Esto no quiere decir que te encante cualquier cosa mala que te ocurra, ni mucho menos. Por ejemplo, en mi caso podría enfadarme mucho porque se me han fastidiado todos los planes de viaje de aquí a bastantes meses (y, de hecho, me enfadé bastante al principio) pero creo que es mejor enfocar este tipo de situaciones desde el punto de vista de la ventana que se abre tras el cierre de la puerta. Si no viajo podré ahorrar más, podré terminar mejor otros proyectos, quizá también tenga más tiempo, e incluso esta experiencia me ha servido para tomarme las cosas con más calma.
De hecho, creo que este problema de salud que he tenido ha nacido de mi mente. Soy fiel defensor de la conexión cuerpo-mente, y cuando algo falla ahí arriba, el cuerpo lo nota. Llevo un tiempo con bastante estrés y con la sensación de ir pillado de tiempo siempre. Digamos que he tenido una llamada de atención para que frene y tome las riendas de varios asuntos, así que tomaré nota e intentaré buscar un paso más estable y equilibrado.
Y poco más por hoy. Quería simplemente comentaros el porqué de mi desaparición y espero que toméis nota de todo lo comentado. Al final, sin salud, de poco nos servirán el resto de cosas en la vida, así que no olvidéis cuidaros, haciendo especial hincapié en la salud mental, ya que es la que más dejamos de lado pero la que mayores facturas nos pasa.