Otro año más ha llegado el Blackfriday. Mañana escucharemos en diferentes medios que esta campaña se han vuelto a batir los records del año anterior y empezarán a bombardearnos con cifras escandalosas de ventas. Es posible que este año también hayas comprado algo, pero me gustaría plantear ahora el Blackfriday desde el punto de vista de las empresas, enfocándome en el pequeño negocio.
¿Te conviene hacer alguna promoción de Blackfriday siendo emprendedor? Difícil pregunta. Te diría que depende.
Este año he visto casos de gente que vende formación mediante suscripciones a su membresía y me he encontrado en algún caso con descuentos bastantes agresivos para nuevos suscriptores. Desconozco si les ofrecerá la misma oferta a sus antiguos suscriptores, pero eso de tratar mejor a los que llegan nuevos… ya te dije ayer que no me gusta.
Como novedad, estoy viendo que hay bastantes pequeños negocios que deciden no hacer Blackfriday y así lo dicen.
Creo que el tema de las fiestas de descuentos se está yendo un poco de madre. He visto incluso en redes sociales como gente prácticamente insultaba a algún negocio por no hacer descuento. No sé tú, pero yo no quiero clientes que me exijan eso.
Al final, con el tema de los descuentos, muchos negocios se ven involucrados en una guerra de precios eterna en la que todos saldrán perdedores. Ya te lo he dicho más de una vez pero viene bien recordarlo. No compitas en precio, es mal negocio.
Creo que todos, compradores y vendedores, tenemos que reflexionar sobre qué camino estamos siguiendo.
Como compradores, creo que hay dos grupos diferentes de personas en cuanto a forma de actuar frente al Blackfriday: Por un lado, están aquellos que saben desde hace tiempo que necesitan un determinado producto, pero lo guardan en su lista de la compra esperando la gran rebaja del Blackfriday. Yo he sido uno de ellos, lo confieso. Hace un par de años, cuando necesitaba cambiar de ordenador, tenía un listado de todas las piezas con los precios de cada una y sabía en que tienda tenía las mejores opciones. Estuve esperando hasta media noche, que era cuando comenzaban las ofertas en las tiendas que había mirado, y compré todas las piezas como loco, antes de que se agotaran. Mi punto de vista y mi forma de actuar ha cambiado desde entonces, y ahora soy más defensor de comprar algo que realmente necesites cuando realmente lo necesites.
Otro tipo de comprador que vemos en el Blackfriday es el comprador casual, que no sabe muy bien que comprará, pero estará muy atento a todas las ofertas que vayan apareciendo. El tema de comprar algo porque está de oferta es bastante peligroso. Al final acabamos comprando cosas que no necesitamos y que tarde o temprano acabarán acumulando polvo en algún rincón.
Y basta de Blackfriday por hoy, hablemos de otro tema. Tenía apuntado comentar el asunto de si es posible aburrirse siendo emprendedor. Bueno, más que si es posible, si es permisible e incluso necesario.
Esto viene a raíz de una de las preguntas de ayer, en el que el autor decía que su negocio funcionaba igual, aunque no estaba haciendo ciertas acciones de marketing pero se sentía desgraciado porque estaba gran parte del día sin hacer nada.
Y es que el otro día, un amigo que tiene varios negocios me comentaba hasta qué puntos llevaba la productividad para aprovechar al máximo su tiempo. Yo mismo también he pasado por algo así en muchos temas. Cuando veo algún vídeo de ciertos cursos, los paso a mayor velocidad para que me de tiempo a ver más en menos tiempo. Con los podcast igual, les doy velocidad y sacrifico un poco del placer de escucharlo tranquilo. Todo sea por la productividad.
Ya sabes que no me gustan los extremos, y creo que ambos puntos de vista no son demasiado buenos. El tema de aburrirse emprendiendo es más bien un problema o bien de falta de organización o de replanteamiento del motivo del mismo. Siendo emprendedor hay mucho que hacer. Podrías dedicar todo tu tiempo a tu negocio y aún así podrías hacer más. Pero no quiere decir que debas hacer más, sino que tienes que hacer lo que tienes que hacer.
La cuestión es que muchas veces nuestros proyectos nos absorben y esto es peligroso incluso para el desarrollo del propio negocio. Si pasas demasiadas horas sin desconectar, concentrado en tu proyecto, te faltarán diferentes puntos de vista para sacarle todo el potencial. Seguramente alguna vez te habrás encontrado con algún tipo de problema que no eres capaz de resolver por más vueltas que le des… hasta que, por desesperación, cambias de tema y pasas a hacer otra cosa. Y es justo cuando no estás pensando en el problema cuando te viene la iluminación y lo resuelves. Con el emprendimiento pasa un poco lo mismo. Creo que es necesario asignar tiempos de desconexión total de nuestros proyectos tanto para descansar como para recoger un poco de frescura. Y esto te lo cuento porque últimamente yo voy con el agua al cuello y veo que esa desconexión se va haciendo cada vez más necesaria.
Y para acabar te dejo un recurso que igual te sirve de ayuda. Precisamente hoy estaba maquetando un documento y no había manera de encontrar dos fuentes que conjuntasen bien. ¡Hay demasiadas! En la web de fontpair.co podrás ver diferentes recomendaciones de tipografías para combinar ya sea en tu web o en cualquier documento que estés preparando.