Hoy quiero hablarte de un tipo de comportamiento que se da entre muchos emprendedores, especialmente en sus primeros pasos dentro de este mundillo. No te lo tomes a mal si en algunos puntos te sientes identificado, pues es bastante habitual, como te digo. Lo importante es darse cuenta de cuando estamos en una situación que solo nos va a perjudicar y tratar de salir de ella. Hablemos de la mentalidad tacaña al emprender.
Antes de nada, me gustaría puntualizar la diferencia entre austeridad y tacañería, porque son términos que se confunden con demasiada frecuencia. La austeridad se debe entender como la moderación, el evitar el exceso, el conocer la limitación de los recursos y mirar por su buena gestión. En cambio, la tacañería aparece cuando nos duele pagar por cualquier cosa, aunque sea absolutamente necesaria, e incluso evitamos gastar por este propio dolor en este tipo de situaciones límite.
Es fácil que estos términos se confundan, como te digo, pero para que te quede aún más claro, una persona austera gasta cuando es necesario, una persona tacaña evita gastar a toda costa, sea necesario o no, y si finalmente gasta, le duele más que una puñalada en el corazón.
Ahora que ya hemos tomado consciencia del significado de estos términos, vamos a centrarnos en la mentalidad de la tacañería al emprender.
Para empezar, veamos el punto donde los emprendedores somos más tacaños: nuestra idea de negocio.
Ya te he comentado muchas veces acerca de la gran importancia que se le da, y, sobre todo, el miedo que tenemos a que nos la roben.
El riesgo de compartir tu idea con el mundo es menor que el de la oportunidad que vas a perder por guardarla contigo para siempre.
Aquí entran en juego los conceptos de la mentalidad de la abundancia y la mentalidad de la escasez, siendo esta última la que tiene el emprendedor tacaño.
La mentalidad del emprendedor tacaño se centra en mantener lo que tiene y, sobre todo, en no perderlo. En cambio, un emprendedor con mentalidad de abundancia se enfocará en lo que puede conseguir, y créeme, solo con una de las dos mentalidades puedes hacer crecer tu negocio.
Tus ideas no son tan buenas. Ni las tuyas, ni las mías ni las de nadie. Algo que se te ha ocurrido a ti es bastante probable que ya se le haya ocurrido a alguien antes, otra cosa es que lo haya materializado.
Si enfocamos el asunto de las ideas desde el punto de una mentalidad enfocada en la abundancia, puede que las oportunidades que surjan por el hecho de compartirla sean enormes. La verdad, nunca escuché a nadie que le robaran su gran idea. Aquí no encajaría la típica persona que cuando ve algo nuevo se enfada porque eso ya se le había ocurrido a él.
De la idea a la ejecución, hay un maratón. Me acabo de inventar esta rima que viene como anillo al dedo. Tenemos muchas ideas pero, ¿Cuántas llevamos a cabo en realidad? Si no materializamos ni siquiera las propias, como para hacerlo con las de otra persona.
Si compartimos nuestras ideas con las personas adecuadas, y mejor aún, con personas que técnicamente conocen el ámbito de la propia idea, lo que lograremos es que se interesen en ella no para robártela, sino para darte feedback del bueno e incluso quien sabe, llevarla a cabo de forma conjunta.
Otro caso donde aflora la mentalidad del emprendedor tacaño es a la hora de invertir. Con esta mentalidad, ¿cómo va alguien a invertir, por ejemplo, en publicidad? Alguien así se preocupará por las posibilidades de que el anuncio no convierta lo suficiente y pierda dinero. Y si por un casual se atreve a dar el paso de sacar la billetera, cuando en los comienzos no obtenga los resultados que espera, saldrá más rápido que el viento para no volver.
Una mentalidad más centrada en la abundancia aprovecharía la situación de esos anuncios que no están funcionando como una oportunidad para aprender. Lo normal es que las cosas no funcionen al principio, ya sea en la publicidad o en cualquier otra área que estemos probando, por lo que es necesario ese cambio de mentalidad tanto para seguir avanzando como para aprender de nuestros errores.
Si hablamos de la relación con los clientes también se puede ver como la mentalidad afecta enormemente nuestra forma de actuar con ellos.
En emprendedor con mentalidad de escasez se guiará por el miedo, aceptará tratos que no le son para nada favorables con tal de no perder un cliente, no se verá capaz de decir nunca la palabra “no” y tratará a sus clientes desde una perspectiva del miedo. Todo por ese miedo a perder lo poco que tiene.
En cambio, un emprendedor con mentalidad de abundancia no se verá sometido a este tipo de miedos. Si tiene que decir que no, lo dirá. No aceptará un cliente con el que no quiera trabajar, sea la razón que sea.
El peor caso de emprendimiento austero es tan común… que la mayoría hemos pasado por él, y es el de no lanzar nada. El miedo a perder eso que en tu cabeza resuena tan bien, el temor a que al ponerlo en práctica no sea tan bonito como en tu cabeza, la posibilidad de que fracase tu idea. Es incluso posible que tu mismo te encuentres en esta misma situación. Si es así, escríbeme y quizá pueda dedicarle un episodio para ayudarte a superar esta barrera.
Estas son solo unas breves reflexiones acerca de las muchas facetas que puede tener una mentalidad tacaña dentro del emprendimiento. Repito, es normal que te puedas sentir identificado con alguna, no te ofendas. Es bueno que conozcas la diferencia entre austeridad y tacañería y como la segunda te va a frenar siempre en tus proyectos.