La toma de decisiones es algo que hacemos día a día, aunque en su mayor parte estas pequeñas decisiones no tienen mayor relevancia. Decidir si hoy para comer vas a preparar brócoli o espaguetis no es una decisión de las que podríamos llamar definitivas y cruciales para tu vida (ojo, que la suma de pequeñas decisiones generan grandes acciones, pero ese es otro tema). Hoy vamos a hablar de tomar decisiones de mayor relevancia pero teniendo en cuenta las emociones.
Pensamiento racional vs pensamiento emocional
¿Quién toma las decisiones, la razón o la emoción? Este debate lleva tiempo teniendo lugar y los grandes pensadores se han hecho eco sobre el tema. Descartes afirmaba que las decisiones eran el producto de la mente racional, reduciendo la toma de decisiones casi a un fenómeno matemático, donde todo se basa en hechos y números.
Más tarde, en el ensayo “El error de Descartes”, su autor nos ofrece una visión de las decisiones y la razón humana requieren una aportación emocional para funcionar. Ahí te dejo la recomendación lectora del día por si te interesa indagar en profundidad sobre el tema, pero ahora que ya, con datos sobre la mesa, la toma de decisiones va ligada si o si a las emociones, te voy a mostrar una serie de consejos para precisamente dominar estas emociones y que seas capaz de tomar mejores decisiones ya sea para tus proyectos, tu empresa o tu vida en general, vamos con ello.
Cinco consejos para dominar las emociones en la toma de decisiones
- Haz caso a la señal de Stop: En ocasiones hay que detenerse para identificar y entender las emociones que sentimos. El cuerpo y la mente no son entidades separadas, por lo que las reacciones físicas están relacionadas emocionalmente. Tómate tu tiempo para identificar cómo reaccionas ante diversas emociones para poder razonar correctamente. Y para razonar lo mejor es activar el cortex prefrontal, que para eso es el área del cerebro responsable del razonamiento. Para activar este área atento al siguiente consejo.
- La importancia de la respiración: Que respirar es importante lo sabemos todos (vamos, es lo que hacemos durante toda nuestra vida), pero ahora me refiero a respirar de una forma más consciente y profunda. Hay muchas técnicas y ejercicios de respiración que realmente ayudan a tomar conciencia de uno mismo ayudando así a no dejarse llevar por las emociones en la toma de decisiones. Vete probando las numerosas técnicas que puedes encontrar googleando un poquito.
- Escuchate a ti mismo: Vale, lo que te cuento ahora puede resultar un poco raro, pero ahí va. Cuando te hablo de escucharte a ti mismo, estoy hablando de forma literal, si, de escuchar a tu cuerpo y tus órganos. Una vez tengas el cortex prefrontal activo con los ejercicios que hemos visto, coloca una mano al nivel de los intestinos y la otra mano sobre el corazón. El cuerpo habla, aunque no le prestemos atención, y estas dos zonas tienen mucho que decir. Cuantas veces se hace alusión a los nervios, las mariposas en el estómago, las ganas de hacer algo de forma alocada… y casi todos relacionamos este tipo de situaciones con el hecho de sentir ciertas sensaciones en esos dos lugares del cuerpo. Volviendo al tema y con cada mano en su sitio, simplemente siento lo que dice tu cuerpo ante la decisión que tienes que tomar. ¿Vibran en la misma dirección?¿Hablan el mismo idioma? Si hay sincronía es buena señal.
- No te engañes: No corrompas la toma de decisiones por culpa de engañarte a ti mismo. Muchas veces nos ponemos en modo víctima y aludimos a la mala suerte, malas situaciones temporales o mil excusas más para tomar decisiones, y una decisión tomada sobre una mentira no puede ser buena. Empieza a sustituir esas afirmaciones falsas por la realidad para hacer que tu toma de decisiones tenga sentido. Cambia un “se me da mal hacer xxxx” por “aún no he aprendido a hacer xxxx” o un “no tengo tiempo” por “no le he asignado tiempo a xxxx, se lo he asignado a yyyy”.
- Vive el ahora: No te enfoques en todo lo que pudiera suceder a la hora de tomar una decisión. Por supuesto que siempre hay que tener en cuenta las consecuencias de nuestros actos, pero no te obceques con ese tema. Todo eso que piensas que pudiera suceder si tomas una determinada decisión es pura fantasía, solo está en tu mente porque tú lo has creado. Recuerda que vives en el presente por lo que focaliza tu toma de decisión más en las sensaciones en el momento de tener que tomarla que en todo lo que tu mente imagina que pudiera pasar. Además, el hecho de parar demasiado tiempo en darle vueltas a lo que podría suceder solo va a hacer que entres en “parálisis por análisis” y no termines haciendo nada.
Y hasta aquí esta serie de consejos acerca de la toma de decisiones que puedes aplicar en múltiples aspectos de tu vida. Espero que te ayuden en la resolución de problemas y al menos ahora sepas cómo afectan las emociones a cada decisión para que seas tú quien tenga la sartén por el mango a la hora de decidir.