Hoy tengo ganas de comentarte una pequeña anécdota que trata sobre la importancia de las apariencias.
Bueno, quizá más que el tema de las apariencias… podría ir de no juzgar un libro por su portada.
Y es que nos guste o no, las primeras impresiones están ahí, y cuentan.
Somos humanos, y parece que no podemos resistirnos a ese primer juicio que, en la mayoría de ocasiones, poco tiene que ver con la realidad.
En los negocios online pasa igual.
Si te topas con un ecommerce con un diseño horrible, colores que no hay por donde cogerlos y una tipografía que te hace sangrar los ojos, probablemente no termines comprando nada. Aunque luego su servicio sea maravilloso, tengan precios competitivos o lo que tu quieras, pero el miedo ya lo tienes en el cuerpo.
En mi caso no me pasó con un ecommerce sino con una persona.
Hace varios años, cuando estaba yo investigando diversos temas como el SEO y monetización de blogs, me recomendaron en alguna conversación a Chuiso.
Por si no lo sabes, Chuiso es uno de los mayores referentes en estos asuntos, al menos en el mundo de habla hispana.
El caso es que ya el nombre no me gustó.
Creo que tuve que pedir que me lo repitieran un par de veces porque no acababa de enterarme.
Cuando me dio por buscar en internet al amigo Chuiso, me tope con una especie de logo que, según mis gustos, era horrible.
No horrible per se, sino que me transmitía de todo menos profesionalidad, por así decirlo.
A día de hoy, sigo sin saber que significa. La imagen es concretamente un personaje de dibujos animados. Imagino que será una versión antigua de sí mismo transformado en dibujito.
Ya ves tú que tontería, pero el simple hecho de transmitirme esa imagen hizo que no me fiara de él lo suficiente como para seguir lo que hacía.
Afortunadamente, con el tiempo, me topé con contenido que había creado y ahí la cosa empezó a fluir.
Es interesante esta doble reflexión: Por un lado, un diseño que no transmita confianza puede hacerte huir de cualquier sitio, pero al final, si tu contenido es bueno, la gente acabará llegando a ti de una u otra forma.
Te puedo poner incluso un segundo ejemplo con el que me pasó lo mismo.
En este caso se trata del emprendedor y nómada digital Pau Ninja.
No quiero enrollarme mucho en decirte quien es, ya te hablaré de él en otro episodio.
La cuestión es que Pau, entre las muchas cosas que hace, publica libros en Amazon. Cuando vi las portadas de esos libros me pasó lo mismo que con Chuiso. Me parecían tan cutres que prácticamente le puse una cruz al amigo Ninja.
Con el tiempo, descubrí su contenido por otras vías y ahora mismo estoy muy al tanto de lo que hace, ya que me interesan mucho todos los temas que trata y es muy crack.
Ya tienes deberes para hoy: Buscar a estos dos emprendedores, ver sus creaciones gráficas y observar lo que te transmiten.
Quizá, la conclusión a la que podríamos llegar con este episodio, es que al final el buen contenido acaba imponiéndose. Aunque aplicar un extra de esfuerzo en el diseño no vendría mal, sobre todo cuando el proyecto está más que validado.