En la vida nos encontraremos personas con todo tipo de adicciones. Algunas más inocentes, como el café, otras más peligrosas, como el alcohol y otras drogas. Ahora bien, ¿es posible ser adicto a las ideas de negocio? Veamos en qué consiste esta extraña adicción
Según la Wikipedia, la adicción es una enfermedad del cerebro que se caracteriza por la búsqueda incesante de ciertas recompensas a través de sustancias o conductas.
Hoy en día, tengo la impresión que son las adicciones a ciertas conductas las que campan a sus anchas prácticamente sin que nos demos cuenta. Supongo que ya sabes a que me refiero: Redes sociales, hedonismo, culto al yo… y todo tipo de comportamientos que están ahí, aunque queramos hacer que no los vemos.
Hoy me gustaría compartir contigo la reflexión sobre si se puede ser adicto a las ideas de negocio. Precisamente te hablo de este tema porque creo que es algo que he sufrido y sigo sufriendo en muchos momentos, así que considero que ponerlo sobre la mesa quizá abra los ojos a más de uno (a mí el primero) y sirva para dar un paso adelante.
Qué es la adicción a las ideas de negocio
Antes de nada, quiero aclarar que no sé si se puede hablar de adicción a las ideas de negocio aludiendo a la definición que te he mencionado antes, pero, en cualquier caso, este tema lo voy a tratar desde un punto de vista subjetivo.
Creo que esta adicción vendría a ser una mezcla entre el propio término de adicción y el del famoso Síndrome de Diógenes. Por si no lo sabes, el Síndrome de Diógenes se caracteriza, entre otras cosas, por la acumulación de grandes cantidades de desperdicios o cosas de escasa utilidad.
No estoy diciendo que las ideas de negocio sean desperdicios, no me malinterpretes. Hago alusión al tema de la acumulación compulsiva, en este caso de ideas, que no tendrán mayor utilidad, porque nunca verán la luz.
Un adicto a las ideas de negocio acumula posibles proyectos con potencial, pero ni los llega a poner en marcha ni los comparte con nadie.
Causas de la adicción a las ideas de negocio
Creo que este tipo de comportamiento tiene una serie de porqués bastante definidos. Veámoslos:
- Falta de puesta en práctica: La inexperiencia puede ser una de las grandes causantes, ya que el hecho de “fantasear” con diferentes ideas y todo su potencial está muy bien, pero a la hora de dar un paso adelante y arriesgar tiempo y dinero… la cosa cambia. Si no lo has hecho nunca, el miedo a no estar preparado puede paralizar a cualquiera, y al final se convierte en un circulo vicioso. La clave está en probar en el mundo real y fallar rápido y barato. Si, digo fallar porque es lo más probable que pase, pero si eso sirve para aprender y quitarnos el miedo de encima, bienvenidos sean todos los fallos.
- Una mala experiencia: Relacionado con el punto anterior, podría darse la situación de que como hemos intentado poner nuestra idea en marcha, pero hemos fracasado, nos asustemos a la hora de crear otro proyecto. Aquí creo que la clave es asumir que el fracaso, más que algo entendible, es algo necesario para aprender. Desde luego, creo que es muchísimo mejor contar con una lista de proyectos fracasados que con una lista de ideas nunca puestas en marcha, sin ninguna duda.
- Avaricia: Creemos que nuestras ideas son únicas, mágicas, especiales… ¡lo más de lo más! Y claro, queremos estar muy preparados antes de lanzar nada, ya que podrían copiárnosla. Ya te he dicho muchas veces que la mayoría de ideas que se nos ocurren ya se le han ocurrido a alguien antes. Además, si quieren copiarnos, nos van a querer copiar. Y sino mira por ejemplo las plataformas de crowdfunding. Son una fuente potencial de ideas para ser copiadas, pero sus creadores las comparten libremente. Al final, son pocos los que dan el salto y pasan a la acción, así que creo que la mejor idea es la que está en circulación. Yo mismo he sido muy avaricioso con mis ideas de negocio, pero ahora las comparto sin mayores miramientos. Creo que, además, el hecho de compartirlas, supone una oportunidad para encontrar tanto feedback como posibles socios/clientes.
- En búsqueda de la “buena”: El adicto a las ideas siempre está en búsqueda del Santo Grial, la idea del millón de euros, la perfección de negocio en la tierra. No sé si existe la idea perfecta o no, pero desde luego, una idea que no se pone en práctica nunca podrá serlo. Al final pasa lo que pasa, que acumulamos documentos con un sinfín de ideas que se van almacenando y caducando poco a poco.
Cómo superar la adicción a las ideas de negocio
Si te has identificado con alguna de las características mencionadas, no te preocupes, no eres el único. Veamos algunas recomendaciones para salir de ese estado insano:
- Ponte plazos: Si tienes una idea de negocio tras otra, pero nunca te lanzas, tienes un problema. Lo mejor es escoger aquella que, en teoría, más te satisfaga y tenga mercado y poner una fecha límite para su lanzamiento. Para obligarte a cumplir, creo que la mejor opción es la de imponerte un castigo si no cumples. Ya te he contado en otros episodios como incluso había negocios en los que podías pagar una cantidad a alguien en caso de que no cumplieras con lo que te habías propuesto. Puedes hacer lo mismo a la vieja usanza, comprometiéndote con algún amigo a pagarle cierta cantidad de dinero si no llevas tu idea a cabo (asegúrate de que sea una cantidad que haga daño a tu bolsillo, así estarás más “motivado”).
- Ponla a prueba (Lean): Muchas veces nos abruma la cantidad de cosas que, en teoría, debemos hacer para poner en marcha nuestra idea de negocio. No creo que sea necesario llegar a tanto y, de hecho, es contraproducente. Se trata de llevar a cabo tu idea de forma Lean, con el mínimo gasto de recursos. Una simple web y cierta inversión en publicidad puede ser más que suficiente. Incluso puedes probar “en falso” para testear su viabilidad. Supongamos que tu idea es crear un ecommerce de camisetas frikis. Puedes incluso crearlo sin tener stock y hacer que cuando el usuario intente comprar una le llegue un mensaje de que está agotada temporalmente. De lo que se trata es de ver si hay interés real en nuestra idea.
- Busca socios: Un socio puede ser el espaldarazo que necesitamos para salir de nuestro querido mundo de las ideas. Si es alguien que ya ha puesto otros proyectos en marcha, mucho mejor, porque te aportará la dosis de valentía que necesitas en ese momento.
- No acumules, libéralas: Para superar la avaricia y el miedo a compartir ideas de negocio creo que lo mejor es compartirlas con el mundo, directamente. Piensa que muy poca gente da el salto de crear algo de verdad, y mucho menos si se trata de un tema que le queda un tanto alejado. El otro día un chico no se atrevía a comentarme su idea de negocio, y observé que la causa era el miedo a que se la robase. Esto es muy común, pero créeme, compartir las ideas te va a traer más beneficios que riesgos.
- Las ideas caducan: Debemos mentalizarnos que vivimos en un mundo muy cambiante, y lo que hoy es tendencia mañana ya estará pasado de moda. Cuantos emprendedores acaban quejándose amargamente debido a que ellos tuvieron una gran idea en su día pero otra empresa se les adelantó, y ahora sus propietarios son millonarios.
- No vale tanto como crees: Haciendo referencia a aquel anuncio que decía algo así como “la potencia sin control no sirve de nada”, en este caso sería “la idea sin ejecución no vale nada”.
Con todo este rollo que te acabo de soltar no creas que pretendo decirte que tener ideas de negocio es malo, ni mucho menos. La cuestión es que hay muchos emprendedores que se quedan ensimismados en la fase de búsqueda, pero nunca dan el salto. Si te sientes identificado, no hay problema. Asume tu situación, cambia el chip y pasa de una vez a la acción con los consejos que te he comentado.