A veces invertimos ciertos recursos en cualquier ámbito de nuestra vida y nos condicionamos por ello a seguir insistiendo en aquello que hemos invertido a pesar de que tiene toda la pinta de que no va a funcionar. Esto sucede más a menudo de lo que parece y tiene un nombre. Veamos en que consiste la falacia del costo hundido.
¿Quién no ha estado en la situación de no abandonar algo, lo que sea, simplemente por el hecho de haber invertido ciertos recursos? Esto es aplicable a multitud de ámbitos en nuestra vida. Quizá empezaste unos estudios, y aunque no te gustaban, te visto obligado a terminarlos debido a que ya habías invertido varios meses o años en ellos.
En los negocios ocurre exactamente igual, ya sea porque has invertido cierta cantidad de dinero y no quieres perderla, o porque llevas invertido mucho tiempo y crees que dejar morir el proyecto sería un fracaso.
Me gusta especialmente como explica la falacia del costo hundido la profesora Wandi Bruine. Para explicar su funcionamiento, nos pide que imaginemos estar en un restaurante en el que ordenamos un postre enorme de helado. Cuando comenzamos a comer, nos damos cuenta de que ya estamos “llenos”, y si continuamos comiendo probablemente nos de una indigestión. Si lo comemos por el hecho de que al pedirlo ya tendremos que pagarlo, estaremos tomando una decisión con un sesgo. Y la cuestión es que la gran parte de la gente elige comerse ese postre que probablemente va a sentarte fatal.
Otro caso más visual donde se puede ver esta situación es en el programa “Pesadilla en la Cocina”. Muchos de los dueños de los restaurantes a los que acude Chicote para intentar rescatarlos están perdiendo “pasta” en grandes cantidades mes tras mes, pero como han invertido tanto dinero en el negocio, no se plantean siquiera el hecho de cerrarlo, y gastan su última bala en un programa de televisión. La realidad nos muestra que a pesar de los esfuerzos que hacen, la mayoría acaba cerrando al cabo del tiempo, perdiendo mucho más dinero del que habrían perdido si hubieran asumido la situación antes.
Cómo hacer frente a la falacia del costo hundido
Ahora que ya sabemos cómo funciona, es hora de tomar cartas en el asunto para que, en el futuro, cuando nos encontremos ante una situación que encaje dentro de esta falacia, sepamos cómo superarla y podamos evitar perder más recursos aún. Aquí van algunas ideas para hacer frente a la falacia del costo hundido:
Tomar decisiones con la cabeza y no con el corazón: Esto suele ocurrir en casos en los que estamos “enamorados” de nuestra idea y no aceptamos que no pueda funcionar. Por mucho “amor” que le pongamos, hay casos en los que la situación no va a cambiar de ninguna manera. Llega un momento que toca deja de lado a nuestro corazón y darle el control a nuestro cerebro para evitar así seguir cayendo en la falacia.
Mira el lado bueno de la situación: Hay que evitar caer en el desanimo en este tipo de situaciones. Para ello, hay que darle la vuelta a la tortilla y no ver el caso desde el punto de vista del fracaso, sino desde el aprendizaje. Montar un negocio probablemente te haya dado más conocimientos que hacer un Máster, aunque no haya funcionado. Además, se puede decir que lo intentaste. No todas las flechas que lances van a dar en el centro de la diana, así que coge una nueva flecha y prepárate para el siguiente lanzamiento.
Pondera lo que puedes perder si no cambias de opinión: No pienses en lo que ya has invertido, sino en todo lo que podrías invertir (y perder) si sigues obcecado con esta situación. Imagina que has creado un negocio durante dos años y estás invirtiendo 500€ al mes en publicidad sin resultado. Puede que piensen que has invertido demasiado dinero como para dejarlo así, de buenas a primeras, pero haz cuentas. Viendo que la situación no está mejorando de ningún modo, ¿cómo estarás de aquí a un año si sigues empeñado en seguir tu plan? Pues estarás con 6.000 € menos en tu cartera (invertidos en publicidad), con un año de frustraciones y con un coste de oportunidad que te estará saliendo muy caro.